Salud selectiva
s sintomático que el exabrupto ocurrido durante el discurso que pronunció el presidente Obama la semana pasada en la sesión conjunta del Congreso ocurrió cuando se refirió a los indocumentados. El presidente fue enfático al decir que no se incluye ninguna previsión para hacer extensivo el plan de salud a los indocumentados. Aun así un representante republicano le gritó: ¡Usted miente!
Lo cierto es que con o sin plan de salud, las cosas no cambiarán mucho para los indocumentados en atención médica. En la actualidad cualquiera de ellos puede contratar un plan de salud, siempre y cuando pueda pagar las altas primas que exigen las aseguradoras privadas. Se espera que éstas sean sustancialmente más bajas en el seguro que ofrezca el Estado, de aprobarse el plan de salud. Sin embargo, Obama fue claro cuando en su discurso dijo que los ilegales no estarán incluidos en el seguro que el Estado ofrezca. Normalmente se les presta atención médica sólo en casos de urgencia; eso al parecer no cambiará. Lo notorio es que, aun antes de que haya una propuesta para modificar el disfuncional sistema migratorio estadunidense, ya hay quienes velan sus armas para que, ante la posibilidad de un cambio en la legislación migratoria, se especifique que los indocumentados no reciban servicios elementales, como la salud.
No parece factible una reforma migratoria este año, pero si así fuera el desgaste del presidente en la aprobación de la reforma de salud dificultaría una negociación en la que, entre otras, se incluya una provisión que otorgue el derecho de permanecer en el país a los doce millones que viven en él sin documentos migratorios. Por ahora, lo mejor que pudiera ocurrir es que la administración de Obama, particularmente la responsable de aplicar la política migratoria, se hiciera cargo de las promesas de no acosarlos y darles trato más humano.
Es criticable quien le faltó el respeto al presidente, pero también lo es de quienes pasaron por alto que, quien le gritó mentiroso
lo hizo por mezquindad. No se puede llamar de otra forma a quien protesta ante la posibilidad de que a una persona se le otorgue el derecho de acceso a la salud pública.
Se puede entender la estrategia del presidente en su propósito de lograr que se apruebe su propuesta de salud. Sin embargo, no debe ignorar la incongruencia que significa que millones de personas que viven y trabajan en beneficio del país, sean marginados intencionalmente de los planes para hacer que los servicios médicos lleguen a toda la población.