Continúa reunión internacional en pro del desarme; analizan espectro de opciones
Piden impulsar combate a la pobreza, participación de las mujeres y regular violencia en la tv
Viernes 11 de septiembre de 2009, p. 16
Las organizaciones civiles por el desarme han dejado caer una lluvia de peticiones y propuestas para frenar la carrera armamentista en el mundo durante los dos primeros días de su 62 reunión internacional: vincular objetivos de combate a la pobreza con desarme, promover la incorporación de las mujeres en la prevención de conflictos, que toda cumbre mundial incluya la voz, no sólo de las ONG, sino la de los pobres y de las naciones más vulnerables y silenciadas.
Pero entre los más de mil 500 participantes de todos los colores –rotarios y franciscanos, hare krishnas y Salvation Army, feministas y curas, delegados de todos los continentes, membretes y representantes de verdaderas fuerzas sociales– algunos han dejado caer las preguntas clave del problema, cuestionamientos sin respuesta en foros como este: ¿por qué el Consejo de Seguridad nunca ha exigido a los dueños de los consorcios de la industria bélica el control de su producción destructiva? O bien: ¿quién va a regular a la televisión, que cada día envenena a los jóvenes con el culto a la violencia?
A los participantes no les ha pasado inadvertido el dato de que en esta región latinoamericana, libre de armamento nuclear desde 1967 por medio del Tratado de Tlatelolco, el gasto en armamento de los gobiernos aumenta sistemáticamente, pese a que en todas las naciones –salvo Colombia– los conflictos armados de los años 70 y 80 han concluido.
Pero en lo que pocos han reparado es que el presidente Lula, de Brasil, potencia del subcontinente que supuestamente debe estar libre de armamento nuclear, firmó con el mandatario francés un acuerdo militar de gran envergadura que incluye la transferencia de tecnología para que el gigante verde del Cono Sur cuente con el primer submarino nuclear.
Interrogado sobre si este hecho no es violatorio del Tratado deTlatelolco, el alto representante para asuntos de Desarme de la ONU Sergio Duarte –que es brasileño– lo negó y aseguró que el submarino en cuestión, para el cual Francia aportará el chasis y las industrias bélicas argentina y brasileña colocarán el propulsor atómico, es un vehículo, no una arma
.
En realidad, lo que el Ministerio de Defensa brasileño ha explicado es que su país ya posee la capacidad para construir un reactor nuclear y el ciclo completo de enriquecimiento de uranio para fabricar el combustible correspondiente. Con ello, el único país latinoamericano con posibilidades de convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad ingresa al grupo de naciones que cuentan con la capacidad de proyectar, construir y operar submarinos de propulsión nuclear, un club que hasta ahora tenía sólo cinco socios: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia.
Problemas de este calibre no forman parte de los debates de los organismos civiles que hoy se enfocaron en la preocupación por eliminar los instrumentos de la violencia armada convencional, en un año en el que han muerto por armas de fuego 40 mil seres humanos, la mayoría en países que, como México, no viven conflictos armados declarados.
En una silla de ruedas, por un balazo sufrido en la calle de algún barrio bravo de Guatemala, Alexander Gálvez, de la Fundación Transiciones, tradujo el problema a términos cotidianos. En su calle cualquier joven puede comprar un fusil o una granada por 50 dólares. Y la trasnacional Wal-Mart, que ya llegó también a las ciudades perdidas de Centroamérica, vende en sus departamentos de juguetería unas pistolitas de plástico muy parecidas a las de verdad.
Mientras tanto, una iniciativa conjunta de la Red de Acción Internacional contra las Armas Ligeras (IANSA, por sus siglas en inglés), Amnistía Internacional y Oxfam siguen intentando lograr la firma de una convención internacional para controlar todas las transferencias comerciales de armas entre los países. Los diversos intentos en la ONU se han estancado por un solo voto en contra, el de Estados Unidos.
Rahn Bailey, siquiatra forense de la ciudad de Nashville y miembro de la Asociación Médica Nacional de Estados Unidos, se estremece al escuchar lo anterior pues conoce bien las consecuencias de la falta de controles en el comercio de armas. En su país, explica el médico afroestadunidense, las estadísticas no difieren mucho de las de cualquier barrio controlado por las pandillas en Centroamérica o México. “Si eres joven y negro en Estados Unidos –nos dice–, tienes cinco veces más probabilidades de morir por arma de fuego que cualquier otro miembro de la sociedad”.
Por último, queda el tema de las armas en casa. IANSA está enfrascada en una campaña para desactivar la violencia armada doméstica
, que no conoce diferencias entre países ricos y pobres. En Estados Unidos, de cada tres mujeres asesinadas por su cónyuge en su hogar, dos mueren por disparos de armas legalmente compradas. Son 20 países que destacan por la incidencia de asesinatos en el hogar por la existencia de armas de fuego. México figura en ese grupo.