El incidente del vuelo 576 de Aeroméxico provocó ayer una reunión de emergencia en la Secretaría de Gobernación, hasta donde llegó, practicamente corriendo, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas. Era la 1:40 de la tarde.

Un par de horas después, fuentes gubernamentales de alto nivel revelaron que la activación de la alerta de seguridad había sido provocada por los comentarios y bromas de varios pasajeros, residentes en Tejupilco, estado de México, que supuestamente viajaban alcoholizados.

Fueron ellos –de acuerdo con las primeras versiones analizadas por funcionarios involucrados en la contingencia– quienes provocaron la alarma de la sobrecargo y, en consecuencia, informó de inmediato al capitán de la aeronave.

Aun con un manojo de versiones sin confirmar, el subsecretario de Gobierno de Gobernación, Gerónimo Gutiérrez, se trasladó de inmediato al aeropuerto internacional, acompañado del vocero de la dependencia, Homero Niño de Rivera, como enlace entre los integrantes del gabinete de seguridad. En tanto, el titular de la dependencia, Fernando Gómez Mont, y el secretario Molinar seguían, desde el Palacio de Covián, al frente de la estrategia de control de la aeronave. Hasta ese momento, antes de las tres de la tarde, en Gobernación se investigaban los nombres de los pasajeros del vuelo Cancún-ciudad de México, para determinar su nacionalidad y, en su caso, detallar su situación migratoria.

Una ficha de Gobernación, a la que tuvo acceso este diario, precisa que Josmar Flores Pereira está de manera irregular en México, porque el 26 de enero de 2007 venció el documento migratorio que le autorizaba realizar actividades como ministro de culto, en calidad de integrante de la asociación religiosa Unión de Iglesias Evangélicas Independientes.

Antes, en diciembre de 2005, Josmar solicitó su naturalización, pero el Instituto Nacional de Migración emitió una opinión desfavorable al respecto, de ahí que –según Gobernación– quien fue presentado por la Policía Federal como actor solitario sigue teniendo la nacionalidad boliviana y vive en México sin los documentos migratorios que acrediten su estancia legal.

El pastor evangélico entró a México en calidad de turista en 1996 y, desde 1998, cambió su característica migratoria a ministro de culto extranjero, con base en la normatividad vigente que permite realizar labores de asistencia social y filantrópicas.

A partir de 2000 la asociación religiosa citada se hizo responsable moral, legal y económicamente de la estancia de Flores Pereira en territorio nacional.

Alrededor de las tres de la tarde, el secretario de Comunicaciones dio un brevísimo mensaje ante la prensa (de no más de un minuto) en el cual aseguró que el gobierno federal intervino desde el primer momento en esta situación que en estos momentos se encuentra bajo control. Apenas salió del salón de conferencias del conjunto Bucareli, aceptó una entrevista con una televisora en la cual aseveró, a pregunta expresa, que en México no había antecedentes de secuestro de aeronaves.

Tal declaración es inexacta porque en las décadas recientes se han registrado al menos cuatro hechos similares. El más conocido ocurrió el 8 de noviembre de 1972, cuando un grupo encabezado por Germán Segovia, de la Liga de Comunistas Armados, secuestró el vuelo 705 de Mexicana de Aviación que volaba de Monterrey a la ciudad de México.