La exposición Domenikos Theotokopoulos, 1900: El Greco, que sale por primera y última vez de España, incluye 43 cuadros del pintor nacido en Grecia y radicado en Toledo. Será inaugurada este jueves en el Museo del Palacio de Bellas Artes.

Las obras, de las cuales 40 proceden de diferentes recintos españoles y tres fueron prestadas por el Museo Soumaya, se podrán observar desde la penumbra.

La muestra fue posible porque en 2006 cerró sus puertas el Museo de El Greco en Toledo, fundado en 1910, para una restauración integral.

Después del Palacio de Bellas Artes la obra regresará a España. Sobresale el conjunto de pinturas conocidas como Apostolado, procedente del museo de Toledo, el óleo Las lágrimas de San Pedro y La Verónica.

Colores alucinantes

El título de la exhibición se refiere al olvido en que permanecía El Greco (1541-1614). Inclusive fue despreciado por excéntrico, porque no se ajustaba a las normas que calificaban una auténtica obra de arte, expresó Charo Ortegui Pascual, presidenta de la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior de España.

Sin embargo, en 1900 intelectuales españoles empezaron a reivindicar su figura como un artista que anticipaba las vanguardias. En esos años se produjo el redescubrimiento de El Greco y adquiere relevancia no sólo como un pintor cretense, pero que desarrolla la mayoría de su obra en España, sino como un pintor universal, dijo Ortegui Pascual.

Ana Carmen Lavín, curadora de Domenikos... junto con José Redondo, explicó en rueda de prensa ayer encabezada por Teresa Vicencio, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes, que ésta es la primera vez que la obra de El Greco se presenta en América Latina: Ni siquiera durante la Guerra Civil Española las obras abandonaron el museo en Toledo. Se almacenaron en los sótanos y se les pusieron sacos terreros encima.

La muestra se divide en cinco secciones y también comprende obra realizada por su taller, así como de artistas relacionadas con la creación del Museo de El Greco, como Sorolla, Sánchez Coello, Tristán y Martínez del Mazo.

Según José Redondo, al venir a México se modificó el argumento de la muestra para articularse alrededor de dos hilos: el redescubrimiento de la figura de El Greco como un genio más de la historia de la pintura, y la presentación de su desarrollo artístico, por primera vez, en esta parte del mundo.

Nacido en Candía, Creta, primero pintó iconos, sin perspectiva ni volumetría, de los que sólo se conserva uno que no se incluye en la exposición. Para Redondo El Greco representa una de las evoluciones artísticas más excepcionales en la historia del arte.

A los 26 años, El Greco se marchó a Italia, primero a Venecia –Creta era una colonia de la República de Venecia– y después a Roma. En la primera ciudad empezó a pintar como los venecianos. Lavín anotó que Teotokopoulos resulta un pintor difícil de ver, de iluminar, porque todos tenemos una idea preconcebida de un Greco oscuro, triste, místico, en la línea de Santa Teresa, San Juan de la Cruz. Sin embargo, es todo lo contrario: un pintor veneciano que maneja unos colores alucinantes. El verdadero descubrimiento de la exposición es ese Greco de la luz y el color.

Respecto del costo de la exposición no se manejaron cifras; sin embargo, la titular del INBA dijo esperar 200 mil visitantes.