El humor satírico no parte de la alegría sino de la inconformidad para mostrar las fallas en el poder y en la sociedad, sostiene el escritor Lazlo Moussong.

En su más reciente obra, Extrañas sustancias, publicada por Axial, el autor reúne textos inéditos y otros ya publicados con temas que oscilan entre lo real y lo fantástico, la ficción y el periodismo sardónico e irreverente, donde la única constante es un humor excepcional.

En entrevista, el narrador y crítico literario afirma que la sátira en la literatura golpea las buenas conciencias y rompe esquemas tradicionales de cómo ver la realidad y aceptar lo que existe. El humor crítico no sólo está dirigido a las personas en el poder y sus comportamientos, sino también a las fallas en la vida cotidiana.

Herramienta para provocar

“El humorista –agrega Moussong– necesariamente piensa de forma diferente al sentido común y a las ideas generalizadas, multitudinarias; inevitablemente es un inconforme y se nutre de dolor, amargura y juicio crítico, que convierte en sátira en tanto que afina más la destilación de su veneno humorístico, pues lo sardónico es una penetrante manifestación del humor.

Lo bueno es que nuestra expresión humorística nos permite cumplir una buena función en la vida y, simultáneamente, convertir el veneno de la amargura en nutritiva visión.

Un texto sobre fallas humanas con humor, resalta, crea un efecto en la conciencia del lector, sobre aquellos errores en los que quizá uno incurre en la cotidianidad pero no ve. Esto permite que el humor se considere serio, porque con una actitud lúdica y paródica hace pensar de otra manera.

Lazlo Moussong considera que la literatura humorística rompe esquemas de pensamiento de quienes manipulan a la sociedad. El humor es una de las formas de la escritura que permite mayor libertad, a diferencia del cuento o la novela. La sátira, que es mi intención fundamental, es un humor crítico que sacude la conciencia, que es la cualidad del ser humano.

Lazlo Moussong, durante la entrevistaFoto José Antonio López

El también autor de Castillos en la letra y Tórrido quehacer aclara que no le interesa el humor sólo para hacer chistes o para entretener, sino como una herramienta para provocar una reacción de transformación en el lector.

Se trata de un humor que produzca cambio en el pensamiento sobre cómo vemos la vida y la realidad. Este humor tiene una intención con valores, pues la idea no es dar esparcimiento y alegría, indica.

Según el escritor, entre las referencias más antiguas del humor satírico están los textos de Plinio, así como las fábulas de Esopo y, actualmente en México, figura la obra de Óscar de la Borbolla y Eusebio Ruvalcaba.

Reírse de sí mismo

Lazlo Moussong señala que para manejar el humor es necesario la autocrítica, reconocer las fallas humanas y ser capaz de reírse de sí mismo: el humor de calidad hace pensar, sin merma de la risa inmediata y espontánea que pueda ocasionar.

El autor mexicano, quien fue condecorado con la Orden de los Francófonos de América, recordó que en los años 50 del siglo pasado comenzó a publicar en la revista Estaciones, de Elías Nandino, en la que también colaboraron José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis.

Me retiré por varios años de la literatura y de esa manera me alejé de Pacheco y Monsiváis. Nandino, en sus dos biografías, narra la creación de la revista y nuestra colaboración.

El libro Extrañas sustancias será presentado hoy a las 19 horas en la Casa Universitaria del Libro (calle Puebla, esquina Orizaba, colonia Roma), con la participación de Óscar de la Borbolla, Lauro Zavala, Mario Méndez y el autor.