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Documenta experta la importancia del arte popular en los otomíes de Tenango de Doria

Bordan ritos y mitos para preservar la identidad en zona hidalguense

Se debe provocar la memoria para que retomen su trabajo artesanal, indica Elena Vázquez

Presentarán su investigación en el Museo Nacional de las Culturas Populares, en Coyoacán

Foto
La boda, bordado tenango, en imagen incluida en el libro de arte textil hidalguense de Elena Vázquez y de los Santos
 
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de julio de 2009, p. 3

Los bordados conocidos con el nombre de tenangos surgieron como alternativa económica en las poblaciones de San Nicolás y San Pablo el Grande, convirtiéndose en el arte textil que identifica a las comunidades pertenecientes al municipio de Tenango de Doria, Hidalgo, informa en entrevista Elena Vázquez y de los Santos, responsable del área de investigación del Programa Arte Popular de la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas.

En el libro Los tenangos, mitos y ritos bordados: arte textil hidalguense, la investigadora aborda la historia de esos bordados, así como la conexión con las comunidades a las que transformó la vida del pueblo, su organización e identidad.

Lo importante de la investigación en las comunidades de Tenango de Doria es el fortalecimiento del arte popular que da identidad y hace único a un pueblo, porque cuando se pierden las tradiciones y los lazos comunitarios, también se pierde identidad. Ante esa situación debemos provocar la memoria en los habitantes para que retomen el trabajo artesanal.

En San Pablo el Grande, los artistas Eduardo Garduño y Sergio Carrasco, y las mujeres bordadoras de la región propusieron investigar los orígenes de los bordados de Tenango de Doria.

Nueva técnica

“Frente a la grave situación económica de la región –relató Vázquez y de los Santos– se planteó la posibilidad de que las bordadoras vendieran las blusas que elaboraban para su uso personal, pero eran mal pagadas y no les salía ni para el hilo ni el tiempo que les llevaba bordarlas.

Así que realizaron bordados más sencillos. Todo lo que bordaban era para la venta, y el arte textil fue buena estrategia para conseguir recursos.

La investigadora del Programa de Arte Popular indicó que la migración no afectó el desarrollo del arte textil en Hidalgo. Los dibujantes de los tenangos, según la tradición, eran los hombres, pero con el tiempo las mujeres crearon sus propios dibujos para bordar.

Sin embargo, reconoció que existen menos dibujantes que bordadores, pues paulatinamente algunos hombres se han interesado también en realizar bordados.

Según Vázquez y de los Santos existe la versión de que un joven descendiente de un dibujante de San Nicolás recorrió San Pablo el Grande, El Nanthe y ejido López Mateos para enseñar la nueva técnica del bordado, ya que llevaba mantas pintadas.

Primero les pedía bordar sólo con hilos negro y rojo, pero después empezó a llevar de muchos colores.

Los dibujos que se pintaban llevaban una estrella de ocho picos en el centro y dentro un águila bicéfala u otro animal; afuera iban la flora y la fauna de la zona.

La autora del volumen editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes explicó que los primeros dibujantes en San Nicolás eran curanderos y eso la llevó a analizar el trazo y el papel cortado que utilizan para curar.

Cuando el dibujante plasma flores, animales fantásticos, personajes en el campo, la existencia cotidiana y las divinidades, da vida a su pasado y presente, al evocar rituales de sus ancestros.

Los tenangos evocan el colorido de las fiestas, de los rituales; cada cuartito, metrito o mantel es parte de la cotidianidad de San Pablo el Grande y San Nicolás, dos comunidades otomíes de las 58 que abarca Tenango de Doria.

El libro será presentado mañana, a las 18 horas, en el Museo Nacional de Culturas Populares (avenida Hidalgo 289, colonia Del Carmen, Coyoacán).