De entre las miles de piezas de la bodega del Museo de Arte Popular (MAP) se seleccionó una muestra diversa de 150 de ellas para la exposición México y el arte popular, un camino mágico, la cual busca mostrar la vitalidad y cualidades estéticas y creativas de las culturas del país de las que provienen.

Esta primera revisión del acervo del MAP se distribuyó en tres salas temáticas, en las que se pretende mostrar el mundo fantástico de los artesanos, la representación de los mexicanos y lo mexicano, y el aspecto utilitario de esas piezas de arte popular.

En las paredes y vitrinas se aprecian, por ejemplo, máscaras de diablo en madera y representaciones de ese personaje en cerámica, procedentes de Michoacán; escenas de Catrinas en hueso y representaciones de esa dama acompañadas de charros calavera en barro policromado, originarios de Puebla, o una tabla votiva con peces hechos mediante estambre y cera sobre madera.

También, figuras de animales en palofierro hechos en Sonora y, como las demás piezas, con autores consignados en la muestra como desconocidos, pero es sabido que dichas obras las hacen los seris de El Desemboque, ubicados en el desierto costero del golfo de California.

Destacan además una escena de músicos y parejas de bailarines en barro policromado, creadas por maestros de Jalisco; una pared con varias cajas y platos laqueados, que podrían provenir de Olinalá, Guerrero, y una pintura de gran formato en papel amate con múltiples escenas de la vida cotidiana rural, hecha en Oaxaca.

A lo largo de la exposición se percibe un problema constante en los acervos de arte popular: el desconocimiento de los nombres de los creadores, el cual se da a veces por omisión o discriminación inconsciente y, otras, porque los autores no firman sus piezas y casi no existe una documentación que los consigne.

En el caso de México y el arte popular, un camino mágico, se trata de la segunda situación, pues como explica el curador español David Pérez Aznar, la falta de datos sobre los autores y la procedencia de las piezas se acentúa en el caso de las coleccionadas en épocas pasadas, como sucede con el rico acervo del MAP.

Sobre la muestra, inaugurada de manera informal este sábado y que concluirá el 31 de julio, Pérez Aznar comenta que son piezas que no se habían expuesto y que varias tuvieron que ser restauradas.

Sobre el desconocimiento de los autores, agrega que han abierto muchas cajas de la bodega y han tratado de rastrear los datos de varias piezas, aunque es un trabajo arduo porque las obras fueron adquiridas hace 30 años.

Sabemos de dónde son algunas piezas, pero no los autores, porque muchas veces el arte popular tiene la autoría desconocida; la gente no firma las piezas como un artista cuando firma un cuadro.