En diciembre de 2009 vencerán los contratos de tres años de 95 por ciento de las guarderías subrogadas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), para lo cual desde hace varios meses los concesionarios iniciaron pláticas con las autoridades a fin de que las nuevas reglas diseñadas en la actual administración se adecuen o en su caso se respete lo que tenían pactado con anterioridad.

Y es que, conforme a los nuevos requerimientos, la mayoría de las guarderías tendría que cerrar, admitió María Luisa Gárate, presidenta de la Asociación Nacional de Guarderías (Asnagu). Entre otros requisitos se plantea que los predios tengan una extensión mínima de mil 500 metros cuadrados y se cumpla con determinadas áreas para patios.

Comentó que las reglas están enfocadas a que las nuevas guarderías que se contraten para atender a las madres trabajadoras se instalen en espacios diseñados ex profeso como estancias infantiles, o que las casas sean tan amplias que se puedan adaptar a los requisitos.

Gárate, quien es dueña de una guardería, aseguró que todas las estancias cumplen con la normatividad en materia de protección civil y confirmó que la responsabilidad de los programas corresponde a las delegaciones y municipios. Como autoridad normativa, el IMSS se encarga de supervisar que se cuente con los documentos de autorización de funcionamiento. El instituto se encarga de vigilar el cumplimiento de los programas en materia asistencial y educativa de los niños, indicó.

Mencionó que hasta 2006 los contratos se obtenían por adjudicación directa. El Seguro Social hacía un planteamiento sobre las zonas donde se requería una guardería, los interesados presentaban sus proyectos –con plano arquitectónico– y el instituto decidía.

Aseguró que desde el inicio del esquema, hace 35 años, el IMSS ha sido riguroso en cuanto a los requisitos que deben tener los lugares para garantizar la seguridad de los infantes. Eso no ha variado. A partir de esta administración, el instituto organiza licitaciones públicas, lo que da más transparencia a los procedimientos, reconoció, porque se publican las bases del concurso, se realizan juntas de aclaración y una sesión para conocer las ofertas de los proveedores.

El problema para las más de mil 500 guarderías que actualmente operan es que el IMSS les pretenda aplicar los requisitos de terreno que está pidiendo para los nuevos concesionarios. La mayoría tendría que cerrar, admitió Gárate. Para cumplir con los estándares, la inversión tendría que ser muy alta y no podríamos, dijo.

En los pasados dos años se han incorporado alrededor de 120 guarderías. Ayer, La Jornada solicitó al Seguro Social información sobre el total de las guarderías subrogadas, pero no hubo respuesta.

Afirmó que en materia de seguridad, las estancias cumplen con la normatividad y que la protección de los niños está garantizada. Hasta ahora, indicó, ha habido la disposición del instituto para dialogar con los concesionarios sobre las condiciones para la renovación de contratos, aunque también reconoció que a partir de los acontecimientos de Hermosillo la situación puede cambiar.

Gárate recordó que los dueños de las guarderías subrogadas hemos luchado por mantener la calidad y calidez del servicio, y se han mantenido ahí a pesar de la simplificación administrativa que se puso en marcha en 2003, cuando las autoridades ordenaron la reducción en el horario de atención de 12 a 9 horas al día, con lo que automáticamente bajó la cuota que el IMSS paga a las guarderías por cada niño atendido.

La disposición obligó a una disminución de personal, el cambio de menús y requerimientos de material didáctico. La empresaria descartó que tener un contrato con el Seguro Social sea gran negocio, pues la responsabilidad es muy grande.