Kabuli Kid
or medio de la sencilla historia de un bebé abandonado en el asiento trasero de un taxi, el realizador afgano Barmak Akram, ofrece en Kabuli Kid, su primer largometraje, un retrato perturbador de Kabul, una capital devastada física y moralmente por 25 años de guerra y por el antiguo dominio talibán. El título reúne a los verdaderos protagonistas de la cinta: la urbe caótica y el niño, denominado kid en referencia no sólo a la presencia cultural estadounidense en la ciudad en reconstrucción, sino a The kid, la comedia de Charles Chaplin en la que un vagabundo termina adoptando a un niño abandonado.
El taxista Khaled (Hadji Gul) se afana por la calle y por las guarderías de niños perdidos tratando de ubicar a la madre desaparecida (imposible de identificar por llevar el rostro cubierto con una burka, como miles de otras mujeres culturalmente invisibilizadas).
Khaled es padre de familia, tiene cuatro hijas, añora la llegada de un varón, pero cuando tiene en sus brazos el regalo providencial, no sabe qué hacer con él. Las formas cómicas en que improvisa alimentar al bebé en plena calle, con leche en polvo en una botella de refresco convertida en biberón, contrastan con sus desesperados e infructuosos intentos por deshacerse del crío. Todo en medio de la ciudad indiferente, perdido en la muchedumbre, como en una cinta neorrealista de de Sica o en la formidable película silente de King Vidor, The crowd (1927).
El director enriquece la narración con apuntes irónicos sobre el ánimo de los habitantes de Kabul, acostumbrados a todo tipo de adversidades y a bailar al son de todos los ocupantes (primero fue la música rusa, luego la pakistaní, lo que sigue es el rocanrol
); a vivir también en perpetuo toque de queda, con contraseñas gastadas (Kabul y Kalashnikov), soportando con estoicismo la ineficacia burocrática y el voluntarismo sentimental de las organizaciones internacionales de ayuda humanitaria.
Cuatro mujeres responden a primera hora a la descripción radiofónica de la madre extraviada; acuden todas ataviadas de igual manera y con el rostro cubierto a reclamar al mismo niño, pero sobre todo el apoyo ofrecido en moneda europea. En el país reconstrucción queda de manifiesto la persistencia de la segregación de la mujer (su virtual inexistencia cultural y jurídica, y la mala suerte que significa el nacimiento de una niña).
Kabuli kid muestra en este panorama social los saldos de la guerra (uno de ellos, el abandono generalizado de infantes) y ofrece imágenes novedosas del Kabul actual, una ciudad polvorienta, en la que impera el caos y la miseria, y donde un individuo ensaya las múltiples estrategias de supervivencia, con perseverancia y humorismo desencantado, cualidades que el filme rescata y prodiga a la vez, de modo siempre eficaz.
La película se exhibirá hoy en la Cineteca Nacional a las 12, 16, 18:15 y 20:30 horas, y mañana, a las 13, 16:30, 18:45 y 21.