Cuando habla el PRD, el presidente Felipe Calderón toma nota a toda velocidad. Cuando habla el PRI, deja de escribir. En ambos casos, el general secretario de la Defensa, Guillermo Galván, se sumerge en sus papeles.

Marcelo Ebrard habla en la línea que ha sostenido en un par de reuniones con la cúpula de su partido: hacer el reclamo y ya, salirse del terreno del gobierno calderonista, cada vez más monotemático (no hay más que lucha contra el crimen) en la medida que se aproximan las elecciones.

Así como fue con la emergencia sanitaria de la influenza, así como es con la inseguridad, así debemos actuar para solventar los problemas de la economía, dice Ebrard, y Calderón anota.

Poco antes, el jefe de Gobierno del Distrito Federal había expresado el compromiso de los mandatarios perredistas en el combate a la delincuencia. No hay temor, ni duda, ni doblez, dice, para luego subrayar que es indispensable que los los ejecutivos estatales seamos tratados como tales.

Calderón anota, pero es improbable que atienda el reclamo. Del discurso presidencial se desprende que las críticas a la estrategia de la guerra contra el narco o los informes de abusos de prestigiados organismos internacionales, son armas que puede usar el enemigo: Ante la delincuencia todos tenemos que cerrar filas, lo que está en juego es el futuro de nuestra democracia.

Sabedor de los reclamos por venir, Calderón es condescendiente: “Sé que a todos nos preocupan los acontecimientos recientes. Las pesquisas… están corroborando la existencia de redes de cobertura y protección al crimen dentro de las propias instancias de gobierno, que ése es el verdadero problema”.

Lo demás es paja y un solo camino correcto: En esta lucha no hay lugar para titubeos, divisiones ni deslealtades.

La reunión anterior del Consejo Nacional de Seguridad Pública ocurrió la primera quincena de noviembre, en la recta final del año más violento en la historia reciente. Es decir, todavía no había razzia de alcaldes y funcionarios michoacanos, ni se había fugado medio centenar de presos de Zacatecas, ni se sabía que los secuestradores seguirían ganando la batalla. El Chapo Guzmán era aún considerado el capo más relevante y, en consecuencia, La Familia Michoacana no había sido nombrada oficialmente el cártel más peligroso (¿por los mismos que anunciaron la extinción de Los Zetas?)

Nada de lo anterior había ocurrido, pero ya el presidente Felipe Calderón gustaba de anunciar, de viva voz, los nombres de los delincuentes importantes aprehendidos. Hoy no hace excepción. El Presidente, que no es proclive a citar a los héroes nacionales con frecuencia, hace desfilar en su discurso a El Gori 4, El Napo, Vicentillo, El Canicón, La Burra, El Ingeniero, El Pay, El Nito, El Doctor, El Mayo y El Tatanka. En la oratoria del mandatario, sólo Miguel Angel Soto Parra, “fundador de Los Zetas”, no tiene alias. Son todos, claro, delincuentes peligrosos e importantes que merecen varias líneas.

Si ustedes dudaron, nosotros no: Godoy

Los gobernadores aún están en el desayuno con el presidente Felipe Calderón, cuando Marcelo Ebrard entra al salón. Casi media hora después llegan los mandatarios y se acomodan en sus lugares por orden alfabético.

Hablan el Presidente y Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación. Luego, un alud de cifras y logros a cargo del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y el procurador general de la República, Eduardo Medina Mora.

A su modo, el gobernador de Nuevo León, Natividad González Parás, se une al reclamo perredista en nombre de los priístas: Es indispensable la comunicación oportuna y el respeto a los mecanismos de coordinación que establece el pacto federal.

Pese a su carta de protesta, el michoacano Leonel Godoy toma la palabra, aunque pidió a Ebrard hablar en nombre de los gobernadores perredistas, porque tanto él (el michoacano) como Amalia García no pueden autodefenderse y porque es el más fuerte, se argumentó en las sesiones de la dirigencia del PRD.

La irrupción en el palacio de gobierno de Morelia, dice Godoy, fue violenta e ilegal. Los reporteros alistan libretas y grabadoras para no dejar ir lo que sigue, pero Godoy Rangel prefiere decir que habla con fin constructivo, se queja de acciones que llevan al desprestigio y cierra con una confesión: Si ustedes dudaron, nosotros no, no hemos dudado de las autoridades federales.

Al terminar el acto, contra la costumbre, varios gobernadores se placean para soltar declaraciones en medio de enjambres de cámaras. El veracruzano Fidel Herrera confirma que en el desayuno previo Felipe Calderón expresó su consideración solidaria a su paisano Godoy. A ver cuándo le vuelve a invitar unas carnitas, se bromea en los pasillos del espléndido Salón Tesorería de Palacio Nacional.

El restreno de Tello Peón

La reunión es también el restreno estelar de Jorge Tello Peón, viejo lobo de mar en el combate a la delincuencia, quien ha regresado al servicio público tras su paso por la trasnacional Cementos Mexicanos. Tello lleva la voz cantante en el encuentro, en su calidad de secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que ha cumplido 13 años no con magros resultados, sino creando justo lo que busca combatir: más crímenes. Y no lo dice un joven anarquista, sino la Auditoría Superior de la Federación (ASF) que, cifras de 2007 en mano, halló que en las entidades donde el total de elementos preventivos por cada 100 mil habitantes es mayor a la media nacional, la tasa de crecimiento del índice delictivo tiende a elevarse; esto es, a más policías, mayor número de delitos.

La misma ASF hace notar, sin embargo, que donde los policías están mejor armados la delincuencia se redujo. El problema, siguiendo aún a la Auditoría Superior, es que al paso que va la modernización del armamento de las policías preventivas, se requerirían 44 años para cambiarlo por completo. Y si no bastara, en 28 entidades los policías no realizan prácticas de tiro, y en las cuatro que sí, sólo las efectúan una vez al año. Eso explica por qué los policías municipales de Ciudad Juárez salen corriendo cuando ven venir una camioneta con los vidrios polarizados.

Se puede afirmar que dicho sistema, después de 13 años, sigue sin proporcionar el servicio para mejorar las estrategias y recabar datos en beneficio de las áreas de investigación policial, concluye la ASF.

Eso, se entiende cuando lo explica el secretario Genaro García Luna, está cambiando. El titular de la Secretaría de Seguridad Pública presenta varias herramientas, como el Sistema Único de Información Criminal (SUIC), que hasta marzo contaba con más de 320.5 millones de datos. En la pantalla aparecen rostros de criminales, a la manera de serie televisiva, y uno que otro asistente levanta las cejas de asombro. No están para saberlo los levantacejas, pero de ese volumen inmenso de información 234.6 millones de datos fueron obtenidos de lo que oficialmente se denomina fuentes abiertas, es decir, informaciones periodísticas (La Jornada, 10 de abril de 2009).

Poco después, Jorge Tello Peón hará el matiz sobre esas herramientas: Es un recipiente. Y quedará claro cuando dé las cifras de secuestros: Este ejercicio todavía lo hicimos de manera manual.

Hace 13 años, Tello Peón ya se ocupaba de los temas de seguridad pública, en el gobierno de Ernesto Zedillo. En el sexenio de Vicente Fox estuvo en el ojo del huracán por la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán Loera. Pero es seguro que el presidente Calderón no piensa en Tello Peón cuando afirma que hoy estamos pagando los costos de años de permisividad y tolerancia ante la criminalidad.