A pesar de haberse formado en las pistas de atletismo, Ana Gabriela Guevara asegura que nunca ha estado ajena a la política y a la situación de la gente; por eso ve su postulación a jefa delegacional de Miguel Hidalgo como la gran oportunidad de hacer una nueva política, una nueva forma de hacer política.

En entrevista con La Jornada, la ex velocista y abanderada del PRD expresa que en sus giras por las calles de esa demarcación el sentir y la opinión de la gente parece ser único: estamos hasta la madre de los políticos que vienen y prometen. Ante ello, pide una oportunidad a los potenciales votantes para ganar y demostrar que se pueden hacer las cosas de manera distinta, y para ello antepone su calidad moral.

Metida de lleno en su campaña, Guevara testimonia que se ha encontrado “a gente muy golpeada, muy relegada, con muchas necesidades; con una falta de atención muy grande y con muy poca credibilidad –a pesar de mi persona, a pesar de todo lo que pudiéramos llegar a poner sobre la mesa– hacia los políticos y la forma que tienen de hacer política. Es un síntoma de desesperación...”

–¿Cómo convencer entonces a la gente que ya no cree en los políticos, siendo que fuiste una velocista muy exitosa?

–Por tener calidad moral para poder hacerlo.

“Tenemos que buscar la forma de hacer una nueva política, una nueva forma de hacer política. No solamente estar cerca de la gente porque le estamos pidiendo su voto, porque así lo único que se logra es escuchar la misma queja de cada elección: ‘ya estamos cansados de que nos vengan a ver la cara, ya estamos hasta la madre que nos vengan a decir que nos van a hacer y nunca regresan. Así vino el anterior candidato y el antepasado y el anteantepasado, y nunca vuelven. Aquí siempre les abrimos las puertas de nuestras casas y vean en qué condiciones estamos’”, expresó Guevara.

Ante eso –dice– mi respuesta es una: denme la oportunidad, no me metan en el mismo saco de todos los políticos. Dénme la oportunidad de demostrarles que sí lo podemos hacer.

Por eso plantea: si hacemos un mayor trabajo de campo y no de escritorio, que eliminemos más la burocracia, que los funcionarios salgan de sus oficinas y vengan aquí al terreno a dar soluciones, y en ello hay que hacer más partícipe a la gente, por ejemplo contratando a la gente sin empleo, pero con entusiasmo de mejorar la delegación en todos los aspectos.

En esta misma lógica, propone que sea la gente la que, cuando sea delegada, haga su primer informe de gobierno: que digan ellos si cumplí y eso se le diga a la población.

–En política, ¿hasta dónde quieres llegar?

–No me pongo límites. Si la vida ya me puso aquí, bueno... así me puso un día en la pista y llegamos hasta donde llegamos, pues aquí es la política y tampoco hay límites.