adrid. La crisis, ya se sabe, siempre se ceba con los más débiles, con los que no pueden o no tienen los recursos para defenderse de atropellos y vejaciones. En Madrid –que aspira a organizar los Juegos Olímpicos de 2016– sucede desde hace unos meses una situación grave: las fuerzas policiales, siempre en cumplimiento de las órdenes que se emiten desde los despachos, se colocan en sitios estratégicos de la ciudad –donde se concentra la población extranjera– para llevar a cabo controles policiales masivos. El objetivo: detectar a todos los irregulares para girar de inmediato la orden de expulsión.

Desde que las cifras del desempleo aumentan con desmesura en España –ya superan los cuatro millones, la cantidad más alta en su historia–, el gobierno de Madrid –del derechista Alberto Ruiz-Gallardón– mantiene un cerco policial contra los extranjeros. Se han llegado a dar casos de que la policía se posiciona en las inmediaciones de un bar, controla el acceso y la salida, y ya una vez dentro se dedica a pedir los papeles a todos las personas negras para verificar su situación legal.

La Asociación de Sin Papeles de Madrid denunció, además, los continuos y constantes abusos policiales y malos tratos, además de recriminar a las altas esferas públicas de exigir a sus fuerzas policiales un cupo de migrantes expulsados. Hay testimonios que no dejan lugar a dudas de la situación que se vive en las calles de Madrid: Me llamo María Luisa, soy de Ecuador. Era verano, iba por la calle y al llegar a la estación de Méndez Álvaro me encuentro con un control policial. Me detienen y me llevan a la comisaría por no tener papeles. El trato fue vejatorio, me hicieron quitar la ropa y así, desnuda, me insultaron. Después de 24 horas detenida, salí en libertad con una orden de expulsión.

Armando G. Tejeda, corresponsal