Publican en España texto póstumo del intelectual palestino-estadunidense
Exploró los periodos finales de Bach, Balzac, Beckett y Foucault, entre otros personajes
Dejó una cantidad ingente de material, lo que permitió estructurar el libro, señaló su viuda
Viernes 29 de mayo de 2009, p. 5
Madrid, 28 de mayo. Una de las obsesiones de Edward W. Said (1935-2003) en sus últimos años de vida, cuando el cáncer ya consumía su organismo y enfrentaba las noches de insomnio con lecturas y música, fue el concepto de lo tardío
en el proceso creativo.
Said, quien fue colaborador de La Jornada y uno de los intelectuales más polifacéticos y prolíficos del siglo XX, escribió y reflexionó con profusión sobre la manera en que el ocaso de la vida ha influido en grandes creadores de la historia del arte, como Richard Wagner, William Shakespeare, Sófocles y Giuseppe Verdi, entre otros.
El libro Sobre el estilo tardío: música y literatura a contracorriente (Editorial Debate) rescata de los apuntes personales del escritor palestino-estadunidense una serie de ensayos pensados para formar uno mayor que no pudo concluir.
Discípulo de Theodor W. Adorno
La muerte sorprendió a Edward Said antes de que pudiera concluir una serie de proyectos, como bien recuerda su viuda, Mariam C. Said, en el prólogo de este libro póstumo: “Edward estaba enfrascado en el proceso de escritura de este libro cuando falleció, la mañana del jueves 25 de septiembre de 2003. A finales de agosto viajamos a Europa: primero estuvimos en Sevilla, donde Edward participó en un taller de la orquesta West Eastern Divan, y luego nos fuimos a Portugal a visitar a unos amigos, cuando cayó enfermo. Al cabo de unos días regresamos a Nueva York, y después de pasar tres semanas con fiebre alta empezó a reponerse. El viernes por la mañana se sentía lo bastante bien para regresar al trabajo, tres días antes de que la enfermedad lo asaltara por última vez. Esa mañana, mientras desayunábamos, me dijo: ‘Hoy escribiré los agradecimientos y el prefacio de Humanismo y crítica democrática –el último libro que llegó a finalizar y que estaba a punto de ser publicado–. El domingo acabaré la introducción de From Oslo to Iraq and the Road Map. Y a partir de la semana que viene me centraré en Sobre el estilo tardío, que acabaré en diciembre’. Nada de esto llegó a suceder. Sin embargo, Edward nos dejó una cantidad ingente de material sobre este libro, lo que nos permitió finalizarlo y crear una versión póstuma de lo que él tenía en mente”.
Este libro de Said, así como mucha de su producción filosófica y musicológica, parte de la influencia de la obra y el pensamiento de Theodor W. Adorno, quien fue uno de sus referentes y de quien se llegó a considerar su único discípulo
.
El leitmotiv de Sobre el estilo tardío: música y literatura a contracorriente es encontrar los rasgos de las creaciones tar-días
de algunos grandes artistas, todos ellos admirados por el propio Said, que afrontan el ocaso de sus vidas de dos maneras distintas: como una resolución armónica de un trabajo arduo y consolidado o con la inquietud de las contradicciones, la complejidad y el desasosiego.
En definitiva –diría Said– lo que convierte al autor en un exiliado de su propia obra
.
El libro, que consta de siete capítulos y está pletórico de referencias biográficas y de citas musicales, supone de alguna manera una creación tardía
del propio Said, quien rubricaría las palabras de su compilador Michael Wood sobre el estado emocional de la creación tardía:
En ocasiones la muerte nos ronda desde cierta distancia y podemos ser muy conscientes de su espera. La naturaleza del tiempo se altera entonces, como un cambio de luz, porque el presente se ve acechado por otras épocas: el pasado revivido o que tiende al olvido, el futuro inmensurable, el tiempo inimaginable más allá del tiempo. Inmersos en tales circunstancias alcanzamos las condiciones que recrean el sentido especial de lo tardío.
Aspectos alegres y trágicos
Para Edward Said, lo tardío es una forma de exilio, pero incluso los éstos habitan algún lugar, y el estilo tardío se encuentra en el presente pero también, de un modo extraño, alejado de él
. Para Adorno –añade Said– lo tardío es la idea de sobrevivir más allá de lo que resulta aceptable y normal; además, lo tardío incluye la idea de que uno no puede ir más allá de lo tardío. Esto es justamente lo que nos permite permanecer en el tiempo incluso cuando parece que estamos fuera de él, y lo tardío tiene sus aspectos alegres, así como trágicos.
El también autor de Cultura e imperialismo sostiene en el libro lo siguiente: Sin duda, este mundo es prehistórico en su ausencia de presiones y preocupaciones diarias, y en su capacidad aparentemente ilimitada para la autocompasión, el entretenimiento y el lujo, lo cual también es una característica del estilo tardío del siglo XX (...) El último periodo, o tardío, de la vida, la decadencia del cuerpo, el deterioro de la salud u otros factores que, incluso en el caso de una persona joven, dejan entrever la posibilidad de un final prematuro. Me centraré en grandes artistas y en el hecho de que, cuando se acercaba el final de sus vidas, su obra y pensamiento adquirieran un nuevo lenguaje, que llamaré estilo tardío
.
En el libro Sobre el estilo tardío: música y literatura a contracorriente hay reflexiones sobre Glenn Gould, Richard Strauss, Johann Sebastian Bach, Honorato de Balzac, Daniel Barenboim, Samuel Beckett, Ingmar Bergman, Georges Bizet, Michael Foucault y un largo etcétera.
Como diría el propio Said: “El estilo tardío se encuentra en, pero, al mismo tiempo y de un modo extraño, alejado del presente. Sólo algunos artistas y pensadores hacen gala de la suficiente preocupación por su profesión para creer que ésta también envejece y debe enfrentarse a la muerte con una memoria y unos sentidos cada vez más débiles. Tal y como dijo Adorno sobre Beethoven, el estilo tardío no admite las cadencias definitivas de la muerte; sino la muerte se aparece de un modo refractado, como ironía. Pero con el tipo de solemnidad opulenta, fracturada y, en cierto modo, inconsistente de una obra como la Missa solemnis, o en los propios ensayos de Adorno, lo irónico es que a menudo lo tardío como tema y estilo nos recuerda una y otra vez la existencia de la muerte”.