Hermosillo, Son., 25 de mayo. Choferes de la empresa de carga Alsua se plantaron frente a la sede del palacio de gobierno de Sonora, para denunciar el traslado de productos tóxicos desde minas de cobre en Tucson, Arizona, hasta el puerto de Guaymas, de donde, a su vez, son enviados a Filipinas sin las medidas de seguridad necesarias, lo que ha afectado la salud de los trabajadores.

Ricardo Villaflor Hernández, uno de los seis choferes que participaron en la protesta, señaló que fue despedido de la compañía sonorense por demandar mejores condiciones de seguridad en el transporte de los cargamentos de cobre, ácido sulfúrico y otras sustancias tóxicas.

Explicó que al menos 20 choferes llevan estas sustancias de Tucson, Arizona, a Guaymas –pasando por Nogales, Arizona, y las sonorenses Magdalena de Kino y Hermosillo– para después ser llevadas a Filipinas.

Aseguró que cada conductor realiza entre 15 y 16 traslados al mes, lo que es excesivo y ha provocado cansancio en los choferes, quienes no cuentan con ningún servicio de salud.

Villaflor Hernández afirmó que varios conductores tienen dificultad para respirar y sangran constantemente de la nariz.

El problema comenzó cuando tratamos de hablar con Alfredo Suárez Ríos y Alfredo Suárez Serrano, padre e hijo, dueños de la empresa en la que yo trabajaba, porque comenzamos a tener daños serios en nuestra salud, recordó.

Dijo que al ver que sus reclamos no eran escuchados por los propietarios de Alsua, decidieron realizar un paro de actividades el pasado 19 de mayo, lo que le costó ser despedido y 10 de sus compañeros fueron severamente reprendidos.

Le pedíamos seguridad en equipo y para terceras personas, que están expuestas en las carreteras por el cargamento que llevamos sin el control adecuado, además en Guaymas, donde dejábamos la carga, tampoco tenían medidas precautorias, afirmó Ricardo Villaflor.

Pidió que las autoridades de salud y de Protección al Ambiente federal realicen una auditoría a la empresa de carga Alsua, pues saldrían a la luz irregularidades en el transporte y manejo de las sustancias enviadas a Filipinas, para separar el cobre del resto de los químicos, que antes contaminan el noroeste de México.