Lunes 18 de mayo de 2009, p. a15
Cannes, 17 de mayo. Ágora, la ambiciosa película del realizador español Alejandro Amenábar, que se presentó en el Festival de Cannes, superó con buena nota su primera prueba: la aprobación del exigente público del certamen francés, que la recibió con un fuerte aplauso.
Aunque se trata de uno de los directores más importantes del cine español y fue su estreno en este templo de la cinefilia que es Cannes, Amenábar apareció tranquilo, vestido de jeans grises y camisa clara, fiel a ese aspecto sencillo que lo hace parecer un anónimo chico de barrio. Si estuvo nervioso no se le notó. El único momento en el que se dejó llevar por el entusiasmo fue cuando comentó: Me siento como niño con zapatos nuevos
.
Seguro que le ha reconfortado saber que su película ha sido aplaudida en el primer pase para la prensa, la función tal vez más temida por los directores.
Lucha por el saber
Ágora, su quinta película, se remonta a la ocupación romana de Alejandría, en el siglo IV después de Cristo, cuando el ascenso imparable del cristianismo derivó en la destrucción de la Biblioteca de Alejandría. Una mujer, la matemática Hipatia (a quien da vida la británica Rachel Weisz), fue su última directora.
Esta mujer lucha por salvar el conocimiento y mantenerse apartada de las insurgencias religiosas, mientras dos hombres, su discípulo Orestes (Oscar Isaac) y el esclavo Davo (Max Minghella), intentan conquistar su corazón.
El avance imparable del cristianismo deriva en las primeras persecuciones de los cristianos, que dejan de ser un grupo perseguido y se convierten en perseguidores.
Y todo ello transcurre en medio de una esplendorosa reconstrucción de la antigua Alejandría, lo que ha convertido este largometraje en una de las producciones más costosas del cine español (67 millones de dólares).