Buenos Aires, 14 de mayo. El gobierno de Bolivia informó a la cancillería de Argentina de la presencia de ex militares de la pasada dictadura argentina en este caso ubicados en el departamento de Beni, uno de los estados clave de la ultraderecha opositora y separatista de la llamada Media Luna boliviana.

En este caso se menciona a 11 ex militares que junto con sus colegas de Uruguay y Brasil, intervinieron en la Guerra de los Balcanes y trabajan con otras agrupaciones similares en todo el continente.

Todos ellos mantuvieron contacto con los dirigentes ultraderechistas opositores, empresarios y terratenientes de los departamentos bolivianos de Santa Cruz y de Pando, y forman una peligrosa red para perpetrar actos violentos en ese país, como surge de las investigaciones sobre el grupo de mercenarios que preparaba un atentado contra el presidente Evo Morales y la cúpula de su gobierno, planes que fueron desbaratados por la seguridad boliviana el pasado 16 de abril.

Las investigaciones a partir del descubrimiento de un grupo de cinco mercenarios croatas, bolivianos-croatas, húngaros y un irlandés, tres de los cuales murieron en un enfrentamiento con la policía en la habitación de un hotel en Santa Cruz, abrieron una verdadera caja de Pandora.

Los descubrimientos se extienden a organismos internacionales, de polémica actuación en América Latina, incluyendo algunos que se presentan como organizaciones humanitarias (Human Rights Foundation) y también a empresas de mercenarios y agrupaciones como UnoAmérica, que reune a violadores de derechos humanos durante las dictaduras del Cono Sur y otros países.

UnoAmérica es la resurrección en tiempos de esplendor de la Guerra de Baja Intensidad (GBI) de la Operación Cóndor, una asociación ilícita que actuó como coordinadora criminal de las dictaduras del Cono Sur.

Los objetivos de UnoAmérica, que se conformó en Colombia en diciembre pasado son una calca de lo que se propusieron las dictaduras en los años 70-80 para justificar sus acciones criminales e ilegales internacionalizadas desconociendo fronteras mediante una operación contrainsurgente que llamaron Cóndor.

Fue la embajada de Bolivia en Buenos Aires la que entregó los informes que complementan los datos que envió el propio vicepresidente, Álvaro García Linera, recientemente en una solicitud de colaboración a la justicia argentina.

?Estaría presente en la zona del Beni una célula argentina de once ex carapintadas que se sumarían a otras dos células (brasileña y uruguaya), integradas por ex militares que habrían estado en misión en los Balcanes. La mencionada ‘célula argentina’ habría mantenido contactos con sectores de ‘ultraderecha’, opositores al actual gobierno nacional boliviano, en Santa Cruz y en Cobija, departamento de Pando.”, dice el informe.

Estos grupos han tenido una relación permanente con los dirigentes ultraderechistas empresarios y terratenientes de esa región, que desde 2006 intentan derrocar por diversos medios al gobierno de Morales.

Precisamente es de esos sectores políticos y empresariales que ya en el 2006 como investigó Digital de España había sido enviada una comisión a Europa para contratar mercenarios destinados a actuar en Bolivia y a entrenar a los golpistas.

La relación con los ex militares de las dictaduras locales, paramilitares y organizaciones mafiosas está establecida desde hace tiempo. El ex dictador boliviano, Hugo Bánzer, trabajó activamente con sus colegas de la región y abrió las puertas de los estados de la Media Luna, no sólo a éstos sino a los fascistas croatas y de otras nacionalidades que se apoderaron del verdadero poder, en un territorio abonado por los nazis como el carnicero de Lyon, Klaus Barbie, quien colaborando con la CIA entrenó militares allí. Barbie mantuvo fuertes vínculos con ex militares argentinos.

Unidos desde esos tiempos ahora estos sectores se reactivaron con el apoyo fuerte del gobierno colombiano, que amparó la curiosa recreación de Cóndor que es UnoAmérica en diciembre pasado, financiados por las fundaciones de la CIA estadunidense y de la derecha europea en la región.

El líder de los mercenarios Eduardo Rózsa Flores, tenía buenas relaciones con todos ellos, bien conocidos por el ex embajador estadunidense, Philip Goldberg expulsado por Morales en septiembre pasado, quien cumplió un papel clave en la disgregación de la ex Yugoslavia.

Bolivia ya había solicitado a Argentina un mayor control de los pasos fronterizos ante esta reanudada actividad de contactos que llevó desde Argentina al mayor retirado Jorge Mones Ruiz, quien mantuvo reuniones con Rózsa Flores y otro ex militar argentino Luis Enrique Baraldini, que vive en Bolivia. Ambos, así como otros de los argentinos señalados han participado también en Centromaérica junto a la CIA estadunidense en apoyo a la contra nicaragüense en los años 80.