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Se impuso 4-1 al Athletic de Bilbao y conquistó la Copa del Rey

Barça sumó el primero de tres posibles títulos de la temporada

Aficionados de ambas escuadras silbaron al himno de España

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Integrantes del club Barcelona festejan la conquista de la Copa del Rey en el estadio MestallaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de mayo de 2009, p. a15

Valencia, 13 de mayo. Con más comodidad de la esperada, Barcelona consiguió su título número 25 de la Copa del Rey, tras golear 4-1 al Athletic de Bilbao en el estadio Mestalla.

Fue el primer trofeo de una temporada que puede ser histórica, pues el cuadro catalán tiene la liga española casi en la mano. Se coronaría si el fin de semana derrota al Mallorca, y todavía peleará por la Liga de Campeones en la final del 27 de mayo, en Roma, ante Manchester United.

Antes del inicio del partido, parte de las aficiones del Barcelona y del Athletic de Bilbao silbaron al himno de España mientras sonaba en el campo de Mestalla. Como ya se esperaba desde semanas atrás, miles de aficionados intentaron silenciar con silbidos y ruido el sonido del himno español, cuando los jugadores estaban sobre el terreno de juego.

Con esa acción, aficionados bilbaínos y catalanes mostraron su desacuerdo con el himno de España en forma de silbidos, pero esto es algo que sólo se pudo apreciar en el campo de Mestalla.

Aquellos que disfrutaban de la final de la Copa del Rey por televisión no pudieron apreciarlo, ya que Televisión Española (TVE) decidió sustituir el momento del himno por dos conexiones. Una en Bilbao para ver el ambiente de la ciudad antes del partido, y otra en Barcelona, para ver cómo vivían el choque los seguidores azulgranas.

En el descanso del encuentro y para rematar la faena, el locutor de TVE, Juan Carlos Rivero, se excusó por no haber podido ofrecer el himno en directo por un error humano y lo emitió censurado, eliminando los silbidos al himno, enfocando a los jugadores y mostrando un par de imágenes de los pocos hinchas que se comportaron con respeto.

Gracias a los goles del marfileño Yaya Touré, al minuto 30, del argentino Lionel Messi (54), de Krik Bojan (57) y de Xavi Hernández (64), los azulgranas dieron el primer paso en pos del triplete.

El mediocampista Gaizka Toquero Pinedo, al minuto nueve, había hecho soñar a los bilbaínos con su Copa del Rey número 24, pero la armada culé no lo permitió.

El choque se presentaba como un duelo entre la mayor calidad técnica del Barcelona y la fuerza anímica de un Athletic empujado por la historia, por los 25 años de sequía de títulos.

La gran movilización de la hinchada rojiblanca, que copó tres cuartas partes del estadio, y las palabras de los jugadores y técnico del equipo bilbaíno hacían pensar que el triunfo debía ser para ellos por obligación, por una suerte de justicia deportiva para un club singular, tradicional, sin extranjeros.

El Athletic quería usar toda esa euforia para plantear un partido emocional, duro, aguerrido. Después de que el himno español fue abucheado por las aficiones de ambos equipos, el encuentro comenzó con la temperatura cercana al punto de ebullición.

Los locales se adelantaron por medio de Toquero, de cabeza, tras un tiro de esquina. El Athletic había salido a morder y marcaba a balón parado.

Barcelona, con el juvenil Bojan, peleaba contra los fornidos zagueros de casa. Se veía arrastrado y no se acercó sino hasta el minuto 18. Dos después Xavi dejó solo a Samuel Eto’o, quien controló mal y no pudo rematar.

A partir de ahí la furia rojiblanca se apaciguó conforme su defensa se retrasaba para acercarse a su portero y se dejaba hipnotizar por el trato de balón de sus oponentes. El cuadro que dirige Joseph Guardiola se adueñó de la pelota por medio de Xavi. El guión seguía su lógica.

Y así, desde lejos, tras una jugada de elegancia y fuerza, Touré condujo el balón, avanzó desde la defensa, regateó, pateó y empató para el Barcelona.

El monólogo en azul y grana continuó en el Mestalla, cuya afición ya sólo lanzaba porras ocasionales mientras su equipo quedaba dominado.

El futbol goleó a la ilusión, que no bastó para frenar a un Barcelona suelto, ligero, dinámico, que marcha con paso veloz hacia la superación de todos los récords, hacia el triunfo de todos los trofeos en juego.