Miércoles 13 de mayo de 2009, p. 15
Pese a que muchos han tratado de amordazar a la Iglesia
, ésta seguirá manifestando sus posturas en favor de la vida, la justicia y de un orden económico justo en el que todos los negocios perversos del narcotráfico no sean la tentación para los cristianos
, señaló Alberto Suárez Inda, vicepresidente de la Conferencia del Episcopado (CEM), al preguntársele sobre el incidente del arzobispo de Durango, Héctor González Martínez, en un retén instalado por un comando armado, cuando realizó una visita pastoral a la parroquia de San Bernardo, en el municipio del mismo nombre.
En entrevista realizada luego de inaugurar el foro Iglesia, independencia y revolución, el arzobispo de Morelia lamentó que mucha gente haya caído en el anzuelo del dinero fácil
que ofrece el narcotráfico, el cual está perjudicando el tejido social
.
Valentía y prudencia
Ante esta situación monseñor Suárez Inda resaltó que se debe tener valentía, decisión y también prudencia para enfrentarnos a esto
(el narcotráfico) y descartó que él o el resto de la curia católica teman ante estos acontecimientos. “No he tenido en ningún momento temor, nunca me han hecho llegar ningún mensaje. Creo que esa fue una situación (respecto al narcomensaje de hace algunas semanas en contra de los sacerdotes) particular que se vive dada la presencia de mafias y de grupos organizados que quizá trataron de reaccionar ante una declaración que podía ser una denuncia”.
El prelado hizo hincapié en que la acción en la que se vio involucrado González Martínez no lo tenía a él como destinatario. Venía escuchando su declaración y (los delincuentes del retén) le dijeron disculpe usted señor váyase y siga. De tal manera que no lo persiguieron por ser el arzobispo, sino que estaban en una situación de ver quién pasaba
por ahí.
El arzobispo de Durango subió ayer a la página de la CEM su narración sobre lo ocurrido en su visita pastoral. Al respecto narra: “del martes al viernes pasados practiqué la visita pastoral a la parroquia de San Bernardo, en el municipio del mismo nombre, afectado por grupos armados de distinto bando en lucha por la supremacía del terreno.
Por la tarde fuimos a la edificante y fervorosa comunidad 5 de julio. Regresando, ya de noche, el comando armado montó un retén en un entronque, para revisar transeúntes, pasamos nosotros, nos pararon, nos gritaron que nos bajáramos, nos apuntaron con sus armas largas. Cuando respondimos que era el párroco y el señor arzobispo se calmaron, se disculparon y nos dejaron seguir
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