Pekín, 3 de mayo. Malos días para los mexicanos en China. El gigante asiático emprendió su cacería al descubrirse el primer caso de influenza humana en Hong Kong. Hay 50 ciudadanos mexicanos retenidos de forma arbitraria en distintos hospitales y hoteles del país. Ninguno muestra síntomas, todos están bien de salud, pero su pasaporte los convierte en sospechosos de portar el virus A/H1N1.

El gobierno chino no ha respetado los derechos de los ciudadanos que tuvieron la desgracia de llegar al país procedentes de México entre el 30 de abril y el primero de mayo. Ése es el caso del economista Carlos Dorman y su esposa Josebe Echeverría, quienes se encuentran aislados, en cuarentena, en un hotel de Pekín junto a sus tres hijos menores de 10 años. Se encontraban en su hotel cuando funcionarios del Ministerio de Salud chino irrumpieron en su habitación y, sin más, los condujeron hacia el departamento de enfermedades infecciosas del hospital Ditan.

En una ambulancia y seguidos de tres vehículos, con todo el personal vestido como astronautas, nos llevaron al hospital y sacaron muestras de la garganta con un hisopo, relató Dorman a Efe.

Mi esposa y los niños han pasado del enojo a la tristeza y al llanto. Los pequeños no paran de preguntar cuándo vamos a visitar la Gran Muralla. Hoy solamente una funcionaria china nos ha dicho que como mínimo estaremos aquí hasta el 6 de mayo. Aparte de eso no sabemos nada.

Yamil Salud y Claudia Mijangos sufrieron una situación similar. Fueron detenidos sin motivo en el aeropuerto de Pekín y trasladados al mismo hospital. La Jornada pudo hablar con ellos mientras esperaban los resultados de los análisis de sangre en una habitación aislada. Estamos bien, pero muy enojados. No sabemos por qué estamos aquí. Teníamos una conexión a Bangkok para pasar las vacaciones y ya lo perdimos todo. ¿Quién se hará cargo de todo esto?, exclaman a través del cristal. Esta pareja, los Dorman y tres mexicanos más –10 en total– fueron trasladados del hospital Ditan a un hotel de Pekín para hacer menos desagradable la cuarentena.

Frustración y nerviosismo

De acuerdo con la legislación china, permanecerán aislados siete días y, si no desarrollan ningún síntoma, serán liberados.

Sin embargo, con el paso de los días la frustración aflora y la situación es tensa. Según pudo saber este diario, en Shanghai se vivieron ayer momentos de nerviosismo entre los casi 40 mexicanos retenidos en el hotel Marriott, ubicado en el distrito financiero del Pudong. Las autoridades sanitarias pretendían trasladarlos a otro hotel donde se encontraban otras personas en cuarentena. Los mexicanos se negaron, puesto que ninguno muestra síntomas de la influenza y temían un posible contagio en su nueva ubicación.

Finalmente, y tras la promesa de las autoridades de que en el nuevo hotel dispondrían de mayores garantías sanitarias, accedieron al traslado. También en la sureña ciudad de Cantón se encuentran retenidos ciudadanos mexicanos.

Estamos trabajando para que nuestros ciudadanos no sean sujetos a un aislamiento innecesario si no registran síntomas de la influenza, explicó el embajador de México en China, Jorge Guajardo, en declaraciones a La Jornada. Obviamente, a cualquier persona le molesta que lleguen a su hotel, le pidan que vaya a un hospital a hacerse pruebas y luego lo retengan. Es algo que ya les hemos manifestado a las autoridades chinas y que nos preocupa.

Guajardo también reveló los esfuerzos de la cancillería por evitar casos de discriminación hacia ciudadanos mexicanos: Todos los miembros del servicio exterior hemos recibido instrucciones muy precisas de la canciller Patricia Espinosa para que estemos muy atentos a proteger los derechos de los ciudadanos mexicanos fuera de nuestro país.

El embajador también lamentó la falta de información sobre los criterios y el proceso que llevan a las autoridades sanitarias a aislar a ciudadanos mexicanos, llegaran o no en el primer vuelo de Aeroméxico que tocó tierra china desde que se detectara en Hong Kong el primer caso de influenza en Asia, portado por un turista mexicano de 25 años, hoy internado en el hospital Princess Margaret. Tanta sicosis está provocando que en Pekín y otras ciudades se mire con desconfianza a cualquier persona de apariencia latina.