Barcelona, 26 de abril. El español Rafael Nadal conquistó hoy su quinto título consecutivo en el torneo de tenis de Barcelona, al derrotar 6-2 y 7-5 a su compatriota David Ferrer, quien al igual que en 2008 debió conformarse con ser finalista.

El número uno del mundo encadena así su segundo pentacampeonato seguido tras hacer lo mismo en Montecarlo. En Roma, la próxima semana, buscará su cuarto título, mientras en Roland Garros tiene también la opción de levantar su quinto trofeo.

Nadal sólo ha perdido en una ocasión en Barcelona, en la segunda ronda del torneo de 2003, cuando apenas tenía 16 años.

El mallorquín, quien sólo ha caído tres veces en los recientes 133 partidos sobre arcilla, sumó hoy su título número 24 en una superficie que domina sin oposición. Es un sueño para mí, nunca me hubiera imaginado ganar cinco veces aquí, aseguró Nadal, pese a que prácticamente repite el mismo discurso semana a semana.

No me aburro de ganar. Ojalá fueran cinco más, advirtió. Conseguir algo que nadie antes ha hecho me provoca una ilusión especial, aseguró el número uno del mundo, quien ya batió el año pasado el récord de títulos ganados en Barcelona.

A sus 22 años, sólo una renuncia parece poder evitar que siga ampliando la marca. Felicito a Rafael y, si no estoy el próximo año en la final, lo felicito otra vez, porque seguro que gana, bromeó Ferrer, quien se ha estrellado los tres años anteriores frente al mismo muro, en 2007 en semifinales y en 2008 en la final. Tendrá que lesionarse para poder vencerlo, dijo, resignado, el número 13 del orbe.

La final

Nadal empezó el duelo rompiendo el servicio de su rival en el primer juego del partido. Intentaré dar lo mejor de mí, si no, estoy muerto, dijo Ferrer antes de la final.

Quizá se acordó de sus palabras durante el cambio de lado, porque en el siguiente juego recuperó el break perdido.

Sin embargo, Nadal, quien calificó el duelo del mejor sobre arcilla del año, siempre devuelve el golpe cuando se cree que el peligro ha pasado. No sólo volvió a romper el servicio de su rival, sino casi lo dejó noqueado.

El campeón se disparó hasta poner un 5-1 en el marcador que prácticamente liquidó el set. Ferrer salvó la cara, al ganar su segundo juego, pero no pudo evitar que Nadal cerrara la primera manga con el ace inicial del encuentro.

Ferrer cambió su camiseta blanca por una naranja en el segundo episodio. Quizá buscando cambiar la dinámica de una final que parecía iba a terminarse muy rápido.

Sin embargo, la reanudación fue igual al principio. Nadal rompió el servicio de Ferrer, quien lo recuperó en el siguiente juego y lo entregó de nuevo en el tercero.

¡Qué mal, por Dios!, gritó desquiciado el finalista de 2008, quien había asegurado que ganar hoy a Nadal sería una sorpresa, incluso para él.

Ferrer aprovechó una ligera grieta en la solidez mostrada hasta entonces por Nadal y volvió al partido. Recuperó el break en el cuarto juego y, en el siguiente, se puso adelante 3-2 por primera vez en el partido. El segundo set sería digno de una final.

Ferrer pudo aguantar hasta el 5-5 y salvó dos de los tres puntos de break, pero el tercero ya fue demasiado. Con su servicio, tras una hora y 45 minutos de juego, Nadal no perdonó. Y van cinco.