Madrid, 24 de abril. España alcanzó este viernes, por primera vez en su historia, una cifra dramática y que eleva aún más la preocupación de las autoridades y los agentes sociales ante los efectos de la crisis: el número de desempleados en el país se sitúa por por encima de los 4 millones, lo que significa 17.36 por ciento de la población activa. En el primer trimestre del año, la recesión ha provocado 9 mil despidos diarios; es decir que en lo que va de 2009 más de 800 mil personas se han quedado sin trabajo.

Lejos de amainar, los efectos de la crisis financiera y económica internacional se agudizan en España, donde en menos de dos años más de dos millones de personas han pasado a engrosar las listas del desempleo.

Según organismos demoscópicos, los estragos de la recesión económica en España han sido fuertes, sobre todo en la destrucción de empleo, que ya afecta incluso a los sectores en teoría más sanos y vigorosos, como el turismo y los servicios.

La encuesta de población activa (EPA), que realiza cada trimestre el Instituto Nacional de Estadística, no deja lugar a dudas de la gravedad de la situación: 4 millones 10 mil 700 personas se encuentran sin trabajo; es decir, 802 mil 800 más que a finales de año. En la historia del país, jamás se habían registrado datos de esta envergadura ni, por supuesto, el ritmo de destrucción de empleo como el actual.

Trance amargo

En los primeros meses de que se reconoció y asumió que estábamos inmersos en una crisis profunda y aguda, en septiembre de 2008, el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero auguró un trance amargo, pero fugaz, que en ningún caso afectaría los cimientos del aparato productivo ni al sistema financiero.

Los datos han contradicho las predicciones del gobierno: la destrucción del empleo ya no se centra únicamente en el sector de la construcción, ahora también afecta a la industria, al sector servicios, al turismo y a los medios de comunicación, entre otros.

Además, la tesis de que el sistema financiera español era el más fuerte y sano del escenario internacional se puso en duda con la quiebra de una de las principales cajas de ahora, Caja Castilla-La Mancha, y con las informaciones que apuntan a las inevitables fusiones de entidades financieras similares para evitar el crack general del sistema.

Edificio en construcción en Madrid, EspañaFoto Ap

Pero la crisis no sólo se explica en España con las cifras históricas del desempleo, sino también con el aumento de la tasa de morosidad, con el número de personas embargadas por no poder hacer frente a sus deudas bancarias –entre ellas casi un millón de personas que fueron desahuciadas de sus viviendas– y, finalmente, con la aparición de la deflación en la economía española, también por primera vez en su historia.

Los expertos y responsables políticos del gobierno para afrontar la crisis sostienen que la economía se encuentra en el epicentro de la crisis y que, al ser el primer trimestre del año el peor en cuanto a creación del empleo, la situación podría repuntar a partir de abril. Las predicción del gobierno –que han fallado de forma sistemática en los últimos meses– estiman que la recuperación empezará a sentirse en la vida cotidiana a finales de este año, cuando se sentirán los efectos de los planes de emergencia, que incluye un amplio y ambicioso plan de obra pública.

Los agentes sociales –sindicatos y patronales de empresarios– y el gobierno expresaron su preocupación porque los efectos de la crisis afecta a prácticamente todos los sectores, pero también a todas las regiones del país, con especial virulencia en las Islas Baleares, Cantabria y Cataluña, donde más subió la tasa de paro. Otro dato que preocupa mucho es que un millón 68 mil familias se encuentran en una situación dramática, ya que ninguno de sus miembros cuenta con un empleo fijo.

La vicepresidenta de Economía, Elena Salgada, señaló que los datos son malos y peores de lo esperado, pero que abril será un punto de inflexión para abrir un periodo de tendencia a la baja de la destrucción de empleo. El gobierno también se comprometió a intentar garantizar a todas las personas las prestaciones por desempleo fijadas por el Estado.

Octavio Granado, secretario de Estado de la seguridad social, explicó que el aumento desmesurado del desempleo en el primer trimestre se debe en gran medida al despido de trabajadores con contratos temporales y el incremento de desempleo femenino.