Madrid, 12 de abril. Es albañil, tiene 43 años, una familia que mantener y desde hace diez días mantuvo una huelga de hambre para exigir que le pagaran lo que le debían por su trabajo. La crisis, que en España afecta sobre todo al sector de la construcción, ha provocado la quiebra fulminante de miles de agencias inmobiliarias, de empresas de subcontratos y de constructoras, lo que ocasiona que la situación de José Aguado Sebastián Requena no sea un hecho aislado.

Este obrero se plantó frente a unas obras de viviendas de protección social en la localidad valenciana de Elda para exigir el pago de mil 800 euros que le deben hasta la fecha, tanto la empresa CBR como el propio ayuntamiento, gobernado por el derechista Partido Popular. Ante las sistemáticas negativas o excusas para no pagarle, tanto a él como a otros muchos albañiles, este ciudadano desesperado decidió comenzar una huelga de hambre para llamar la atención sobre su situación. La huelga la terminó hoy.

Conservadores, ni voltearon

Lo ha logrado: en menos de diez días reunió más de 600 firmas a su favor –es un pueblo de menos de 5 mil habitantes–, pero sobre todo numerosos medios de comunicación han difundido su caso como una situación extrema derivada de la peor crisis económica y financiera de las últimas décadas. Aquí ha llegado gente con comida y con dinero y yo no pido eso. Tengo para comer, pero lo que reclamo es mi sueldo, que eso sí que me lo han quitado, explicó el albañil, quien también se muestra indignado por la actitud de los políticos conservadores. Estuvo una concejala del Partido Popular visitando las obras y no se acercó a decirme nada. Estuvo a menos de dos metros de donde tengo las pancartas y las firmas y ni siquiera me miró. Por eso he colocado las nuevas pancartas, añadió.

Este obrero había trabajado en los últimos meses en la construcción de una vivienda de protección social conocida como Las Trescientas, si bien las obras se encuentran semiparalizadas por la crisis y la quiebra de la empresa constructora. En España este sector vive una época de auténtico pánico, provocado además por prácticas habituales hasta ahora y que en estos momentos se han convertido en letales para muchos trabajadores y empresarios: recurrir continuamente a pequeños créditos de muy corto plazo para cubrir los gastos, con lo que muchas empresas pagan con cheques posfechados, pero muchas ya se quedaron sin fondos ni créditos.