La producción a pequeña escala de bioenergía en comunidades es una opción que de desarrollarse puede beneficiar a la población de las naciones pobres, según concluye un informe realizado de forma conjunta por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID, por sus siglas en inglés).

Entre los beneficios potenciales de la energía destacados en el estudio está un incremento en la eficiencia de los recursos naturales, ya que se puede obtener energía de desechos que de otro modo se quemarían o se dejarían descomponer.

Lo anterior, además de la obtención de subproductos útiles como fertilizantes asequibles derivados de la producción de biogás, la posibilidad de producir simultáneamente alimentos y combustibles, mediante la siembra intercalada, y la creación de un nuevo capital financiero mediante el uso adecuado de tierras marginales.

En todos los casos propuestos, incluso aquellos basados en la venta de bioenergía en el mercado, la comunidad local se beneficia de un mejor acceso a la energía, tanto para uso doméstico como comercial, aseguró Olivier Dubois, experto en bioenergía del Departamento de Recursos Naturales de la FAO.

En un comunicado, el funcionario destacó que el debate sobre la bioenergía se ha centrado sobre todo en los combustibles líquidos para el transporte, pero más de 80 por ciento de uso de bioenergía en el mundo proviene de otras fuentes, en especial la madera, que se utiliza para cocinar y calentarse en muchas partes del mundo..