El instrumento fue sustraído de su auto; agradece cualquier dato
Domingo 22 de febrero de 2009, p. 3
Para un músico, su instrumento es más que una herramienta de trabajo u objeto costoso. Su aprecio adquiere valor emocional y simbólico. Su pérdida constituye un vacío invaluable. El violinista mexicano Bogdan Budziszewski vive en carne propia el deseo de recuperar a su compañero de andanzas, después de que le fue robado el pasado domingo 15 de febrero, tras participar en el programa número cinco de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM).
Obras de Wolfgang A. Mozart y Sergei Rachmaninov fueron las últimas de la actuación del violín Giovanni Baptista Costa 1783, Venezia, Italia, y el arco Lous Bazin, en el concierto que se ofreció al mediodía en el Centro Cultural Ollin Yoliztli. Minutos después, el instrumento fue sustraído de la cajuela del automóvil del integrante de la OFCM.
“Más que valor económico, es sentimental. No basta con comprar otro instrumento, por costoso que sea; es una búsqueda de muchos años, en la que el músico se tiene que identificar, debe haber química.
Un excelente violín puede acomodarle a un músico, pero a otro no; es como una relación entre dos personas
, explicó la también violinista Erika Dobosiewicz, esposa de Budziszewski.
La pareja de músicos guarda la esperanza de recuperar la pieza, ya sea con un eco del llamado que hacen para su devolución –por la que ofrecen una recompensa– o hurgando en los mercados de instrumentos usados, pues muchas veces son malbaratados.
Casos para recordar
Las relaciones de los músicos con sus instrumentos abundan. Una de las anécdotas más conocidas es sobre el llamado que hicieron taxis de Nueva York para no olvidar objetos personales en los vehículos, después de que Yo-Yo Ma olvidó su violonchelo Montagnana de más de 300 años de antigüedad en la cabina de un taxi, el que afortunadamente fue recuperado.
Otro connotado caso fue el del músico Philippe Quint, quien ofreció en Nueva York un concierto privado de 30 minutos a Mohamed Khalil, taxista egipcio que devolvió su violín 1723 Stradivarius, con valor aproximado de 4 millones de dólares, después de que el músico lo olvidó en la cabina del taxi a su regreso de una presentación en Texas.
Aunque hay una diferencia sustancial entre extravío y robo, y el valor monetario de los instrumentos, Budziszewski llama a quien identifique el violín, pues existe valor sentimental y estético. Cualquier información se agradecerá en los teléfonos de esta redacción.