■ La actriz Jesusa Rodríguez representó al científico en festejo por el bicentenario de su natalicio
Darwin, preocupado por la involución en México
Ampliar la imagen Se mostró fascinado por su laptop y otros gadgets Foto: José Carlo González
Charles Darwin decidió pasar su cumpleaños en México debido a que está sumamente preocupado por la involución que padece esta nación. En el festejo de su natalicio 200, llevado a cabo en el Museo de la Ciudad de México, propuso la creación de la Gran Unión de Librepensadores (GULP) y que su primera acción fuese exigir que se restituya la leyenda “Dios no existe” en el mural de Diego Rivera Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central.
En la celebración participaron la geóloga María Fernanda Campa, el biólogo Juan Carlos Hernández Reyes, la luchadora social Rosario Ibarra de Piedra y la compositora Liliana Felipe, además de la actriz Jesusa Rodríguez, en el papel de Darwin.
El científico inglés dijo que “en toda la Tierra se cumple mi teoría de la evolución, pero hay un país que no evoluciona”.
Aseguró que no quiere ser catastrofista, pero que el país “no sólo no evoluciona sino que involuciona”.
Ilustró el fenómeno mediante el mural de Rivera. Haciendo uso de su laptop (regalo de cumpleaños que lo tiene fascinado, junto con el resto de los gadgets tecnológicos que le obsequiaron) proyectó en una pantalla la transformación que ha sufrido el mural a lo largo de los años: las caras originales fueron fotoshopeadas y ahora aparecían políticos, narcos, policías, empresarios y jerarcas católicos. Uno de los cambios que causó más asombro, y quizá indignación (aquí no hubo las carcajadas de otros momentos) entre los asistentes, fue Benito Juárez convertido en Ulises Ruiz: “muy grave este caso de metamorfosis involutiva, el australopiteco gelaguetzus, un depredador asesino impunis”.
“¿Cuál es la causa de la involución?”, preguntó Darwin. “¿La Iglesia católica?, ¿el crimen organizado?, ¿el mal gobierno o crimen desorganizado?, ¿la corrupción e impunidad? Todas son razones de involución. Y el pueblo sometido, postrado, con alto grado de indiferencia e idiotización mediática”.
Cuestionó: “¿Qué podemos hacer?”. Y dijo que proponía, junto con Ibarra, Campa, Hernández y Felipe, la fundación de la GULP, una “agrupación que contrarreste la embestida cabrona de la derecha”, cuya primera acción fuese exigir que se restituya la leyenda original al cartel que sostiene Ignacio Ramírez, El Nigromante, en el mural: “Dios no existe”.
Alguien del público lanzó: “Vámonos a borrarlo”. Pero como la cosa no era tan acelerada, Campa más bien convocó a los presentes a reunirse el próximo 21 de marzo, a las 10 horas, en la Plaza de la Solidaridad, “para rescatar las leyes de Reforma y exigir que se respeten todas las clases de expresión artística”.
Campa habló sobre la trascendencia del trabajo del inglés: “la percepción de la humanidad, el mundo y el cosmos cambió con Darwin”. Antes se creía que “las especies eran creaciones fijas”, pero tras los escritos del científico, se podía concluir que “la vida no necesitaba un dios. La propia selección natural produce los cambios”.
Rosario Ibarra confesó ser “una modesta preparatoriana, pero desde niña darwiniana”. Su padre le platicaba sobre el científico, hasta que “casi lo sentía como un amigo cercano”.
Por otro lado, Hernández Reyes dijo que en El origen de las especies Darwin escribió que con lo que ahí narraba “se arrojará luz sobre el origen del hombre”. “Arrojó la bomba”, describió el biólogo. “¿Cómo es posible que no estemos arriba de los demás (animales)?”, se preguntaban en la época. Esta consciencia, sin embargo, permitía que el ser humano sintiese “empatía por los otros seres, porque todos estamos conectados”.
Liliana Felipe cantó tres irreverentes piezas “para niños juaristas”, entre ellas Vaticano SA de CV y No va a alcanzar la leña, inspirada por Rius y una de sus historias “de curas y la inquisición y los papas”.