■ Estrenan el montaje de la obra de William Shakespeare en el teatro Juan Ruiz de Alarcón

A escena, un Otelo “seguro en la política pero con baja autoestima en el amor”

■ Las pasiones y virtudes de los personajes son vigentes y reflejo del hombre contemporáneo

Carlos Paul

Este 14 de febrero, día en que se celebra el amor y la amistad, será también oportunidad de adentrase en la progresiva intranquilidad y pesadumbre, en las sospechas y las dudas que devoran a un hombre enamorado hasta enloquecerlo de celos y deseo de venganza, con el estreno hoy de la puesta en escena de Otelo, obra clásica de William Shakespeare, que se escenifica en el Centro Cultural Universitario.

Con la dirección de Claudia Ríos, el montaje propone un Otelo “seguro de sí mismo en la guerra, en la política, pero con una baja autoestima en cuanto al amor se refiere, debido a su aspecto y brutalidad”, destacó el actor Hernán Mendoza, quien encarna al personaje protagonista.

El pérfido Yago

El espíritu amoroso de Otelo se ve sacudido y manipulado por su estimado Yago (interpretado por el actor Carlos Corona), personaje que se hace pasar por un hombre justo, respetable y honrado, pero que en el fondo su único objetivo es maquinar una serie de intrigas para satisfacer así su propia venganza.

Para Corona, las motivaciones de Yago, “además de las que se insinúan o detectan en el texto de Shakespeare, como la sospecha del propio Yago de que su esposa Emilia lo haya engañado con Otelo o porque no le reconocen sus méritos y no le ofrecieron el puesto de teniente, el cual Otelo se lo da a Casio; a Yago creemos que lo que lo motiva es una profunda decepción que tiene que ver con el desprecio que él siente por toda la falsedad que se vive en Venecia.

“Yago por el único que siente respeto es por Otelo, pero cree (Yago), que haberle dado el puesto a Casio es como los panistas cuando ven que su presidente Calderón pacta con Elba Esther (Gordillo) o cuando los perredistas ven cómo López Obrador pacta con priístas en Chiapas”, comentó Corona.

Todo lo que está haciendo Yago es probar una idea, dice Corona: “que el mundo se divide en imbéciles y villanos, en otras palabras, culeros. ‘Y lo voy a demostrar’, se propone. Y a éste que es el único que supuestamente tiene honor (Otelo), y de quien se siente profundamente decepcionado, lo voy a volver un imbécil. El caso es que lo consigue”.

La traducción y adaptación, a cargo de Alfredo Michel, “conserva la fuerza y el sentido poético de la obra, dándole fluidez y naturalidad contemporánea”.

En un espacio vacío, la escenografía se integra por una serie de puertas corredizas y abatibles, así como una estilizada cama roja, con la intención de que sea el espectador quien imagine los distintos lugares en los que se desarrolla la historia, la cual recae en el trabajo actoral de los intérpretes.

Vitalidad de un texto clásico

Lo que se presenta “es un texto clásico, pero vital, en el sentido de que las distintas pasiones de los personajes, sus defectos y virtudes, y temas como la infidelidad, el racismo, el machismo y el maltrato a la mujer están vigentes y son reflejo del ser humano contemporáneo”. Eso, concluye Corona, “es lo que vuelve contemporáneo al montaje”.

Con un elenco integrado por 18 actores en escena, donde figuran Hernán Mendoza, Carlos Corona, Ana de la Reguera y Cecilia Suárez, con vestuario de María y Tolita Figueroa, la escenografía de María Fernanda Dibildox y Janet Maggi, así como la iluminación de Fidel Monroy y Matías Gorlero, Otelo: el moro de Venecia se estrena hoy a las 19 horas en el teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario (avenida Insurgentes Sur 3000).