Usted está aquí: viernes 13 de febrero de 2009 Opinión Penultimátum

Penultimátum

■ Fracaso de Hola México

A qué niveles de mediocridad ha llegado nuestro país que fue incapaz de sostener la revista Hola México. La explicación que dan los expertos (y por expertos se entiende a aquellos que recurren a fuentes dignas de todo crédito) es muy simple: como en México no hay aristocracia, un Hola México valía queso. ¿Dónde están, como por ejemplo, la Duquesa del Madruguete, a la altura de la Duquesa de Alba; dónde está el Marqués de Tianguis, de los Tianguis cuyo abolengo viene de las épocas de don Victoriano Huerta; dónde están los Condes de Chapo Fugado, de la más rancia aristocracia y de la más indiscutible alcurnia? Sin títulos nobiliarios un Hola México está condenado a la falta de credibilidad.

Otra desventaja: Enrique Iglesias no es mexicano y, aunque a estas alturas él también valga queso, es obvio que una revista de chismes de lo alto también requiere de las exclusivas de cantantes que siempre estuvieron en decadencia.

En fin, que no sólo Hola México valió queso sino que también valieron queso (y de Cotija, la tierra del sorprendente Marcial Maciel) los lectores ansiosos de penetrar en las residencias de los aristócratas nativos. Imagínense: las fotos exclusivas de la mansión de los Condes de Chapo Fugado. O las del castillo que mandó a hacer en Sevilla para instalarlo en México el Vizconde de Manos Callosas, el regio trabajador, el obrero justamente sudoroso, el orgullo de México (como bien dijo el licenciado Calderón), el inefable rey del contrabando de pieles de sus ancestros, don Joaquín Gamboa Pascoe, por un siglo más, líder de la central obrera del Partido Revolucionario Institucional.

En cambio, ¿cómo no agradecer el derroche de buen gusto que otra revista, para la gente bonita ofrece como primicia de año nuevo? Quién, de enero, se luce al mostrarnos la residencia de uno de los próceres de la política mexicana: Jorge Kahwagi Macari, dirigente del Partido Nueva Alianza, subdirector del diario La Crónica y, en sus ratos libres, empresario, escritor y pugilista. Cabe recordar que su libro La tragedia de la envidia (editorial Aguilar) recibió encendidos elogios de los más severos críticos que en la televisión se ocupan de la vida y milagros de quienes integran el medio artístico.

En Quién se comprueba que el buen gusto no está reñido con la política. Una muestra es la gama de tendencias artísticas que el escritor, decorador de interiores, decorador de exteriores, decorador de lo que va en medio del interior y el exterior y dirigente carismático reúne en su mansión. Nos quedamos con el bar, diseño del reconocido Philippe Stark, los dos comedores y el altar que preside la del Tepeyac. Una lástima que Quién no mostrara la biblioteca Kahwagi, en la que destacan las obras completas de Carlos Cuauhtémoc Sánchez y Elba Esther Gordillo.

 
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