■ La oposición afirma que el premier busca obtener rédito político con el caso
Culpa Berlusconi al jefe del Estado italiano por la muerte de Eluana Englaro
■ “Fue asesinada”, asegura el político
■ Fiscales ordenan practicar la necropsia
Udine, Italia, 10 de febrero. El primer ministro italiano Silvio Berlusconi, inmerso en un encendido debate sobre el derecho a morir de una mujer que estuvo en coma, dijo que ésta había sido asesinada y el jefe del Estado estaba entre los responsables.
La oposición de centroizquierda acusó a Berlusconi de buscar rédito político del caso de Eluana Englaro, quien falleció durante el debate sobre su derecho a morir tras 17 años en estado vegetativo, caso que ha dividido a Italia y encolerizado al Vaticano.
“Eluana no perdió la vida de manera natural, fue asesinada”, aseveró el primer ministro conservador al diario Libero, culpando al presidente, el izquierdista Giorgio Napolitano, de negarse a firmar el decreto de emergencia que habría obligado a los médicos a reanudar la alimentación de la paciente.
“Napolitano cometió un grave error”, subrayó Berlusconi en declaraciones recogidas por otro periódico. El primer ministro lamentó que la ley que envió al Parlamento para evitar que se desconectara a Eluana “no llegara a tiempo”.
Englaro, quien estaba en coma desde que sufrió un accidente automovilístico en 1992, ha sido “la única ciudadana condenada a muerte”, declaró.
Pero el diario de izquierda l’Unita publicó una portada en negro con las palabras “En paz”.
La bandera ondeó a media asta en el Senado, donde se estaba discutiendo la ley de Berlusconi para impedir que el padre y los médicos de Eluana, de 38 años, suspendieran la nutrición cuando la mujer murió repentinamente en una clínica en la ciudad de Udine, en el norte del país.
Los especialistas dejaron de alimentarla el viernes, a solicitud de su familia, cumpliendo una sentencia del máximo tribunal italiano. Berlusconi dijo que esa acción equivalía a la eutanasia, que es ilegal en Italia.
El Vaticano se alineó abiertamente con Berlusconi, y algunos políticos opositores ven influencia de cardenales en esa postura.
“Si Eluana murió porque dejaron de darle alimento y agua, estamos frente a un crimen horrible”, aseveró el cardenal Javier Lozano Barragán, ministro de Salud del Vaticano, al diario La Stampa.
Tal como se esperaba, la fiscalía ordenó practicar la necropsia al cuerpo de Englaro. “Como están las cosas, nada indica que se haya cometido un crimen”, dijo el fiscal regional Beniamino Deidda.
Los activistas
Activistas católicos señalaron que la justicia debería ordenar una necropsia y una investigación para determinar por qué falleció la mujer tan rápido, pues se pensaba que iba a sobrevivir varias semanas.
“Ha ocurrido algo muy extraño”, manifestó Gianluigi Gigli, presidente del grupo Para Eluana, opositor a la eutanasia, la noche del lunes.
A las puertas de la clínica donde Englaro murió el lunes, grupos que estaban en favor de dejarla morir y otros que pensaban que el hecho equivalía a un asesinato, rezaron y cantaron durante la noche, sosteniendo velas y colocando flores.
Englaro fue llamada como “la Terri Schiavo de Italia”, la estadunidense que quedó en estado vegetativo y después de una batalla legal se autorizó desconectarla en 2005.
Su padre, quien emprendió una batalla judicial durante 10 años para desconectarla, argumentando que ella no quería que la mantuvieran con vida de manera artificial, simplemente dijo: “Sólo quiero estar solo”.
Algunos italianos que han seguido el caso desde hace años, a través de los medios de comunicación, expresaron su alivio por la muerte de Englaro, independientemente de su opinión.
“Estoy feliz de que haya acabado su sufrimiento tras llegar al punto en el que nada podía hacerse”, apuntó Laura Lichieri, habitante de Roma.
“Merecía una muerte pacífica”, agregó.