Usted está aquí: sábado 7 de febrero de 2009 Deportes Ferretti nunca cambiará, aseguró Ismael Íñiguez

■ La FMF y sus multas no me callarán: Tuca

Ferretti nunca cambiará, aseguró Ismael Íñiguez

Marlene Santos Alejo

Cuando se le preguntó al atacante Ismael Íñiguez sobre la nueva actitud del técnico Ricardo Ferretti, la respuesta fue elocuente: “¿Cambiar el Tuca? ¡Imposible! ¡Nunca cambiará! Es su personalidad y gracias a ella ha podido imponer orden en todos los equipos que ha dirigido”.

El timonel de Pumas, después de la práctica de ayer en el estadio Olímpico Universitario, prefirió la charla informal y reconoció que la misma tarde del día en que prometió cambiar se dio cuenta de que era imposible, y de que es contundente aquello de “genio y figura, hasta la sepultura”.

La intención era buena, porque le llegó la sutil orden desde el patronato y “del edificio que tiene el mural de Diego Rivera”, dijo, en alusión a las autoridades de la UNAM, pero dejó claro que la Federación (Mexicana de Futbol) y sus multas jamás lo callarán...

Ayer todo se le olvidó y con naturalidad dejó surgir al gritón que siempre ha sido para corregir a dos de sus pupilos.

En todo caso, Ferretti encontró la estrategia: eludir micrófonos, pues reconoció estar molesto con algunos temas como el arbitraje y el Tricolor, y como sabía que le iban a hacer preguntas, prefirió no dar pie a ellas. Sin embargo, el mordaz e ingenioso personaje no pudo contenerse para pronunciar algunos motes y demostrar que es el mismo de siempre.

Por su parte, todavía sin superar la frustración que le causa el arbitraje mexicano, Martín Bravo confesó que en algunas acciones llega a dudar y flaquear ante la proximidad de cualquier roce que pueda derivar en una penalización grande, como la “injusta” tarjeta roja que recibió la jornada anterior: “me pasa por la cabeza el temor y me desconcentra un poco”.

Por esa situación, el atacante dijo que no puede desarrollar a veces su máximo potencial y velocidad, aunque no quiso calificar el trabajo de los silbantes y se limitó a defenderse:

“No era jugada de expulsión, no fui con mala intención y tampoco soy de mala leche. Sé que en la cancha siempre está uno caliente, quieres el balón y ellos (los silbantes) juzgan demasiado rápido.”

Lamentó estar suspendido y sostuvo que un titular pierde mucho, pues siempre hay detrás un puñado de jugadores ansiosos por tener una oportunidad: “sí me preocupa, aunque confío un poquito en mis posibilidades... El futbol argentino es bastante fuerte, se permite un par de cositas sin tantas tarjetas”, abundó.

 
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