Usted está aquí: jueves 5 de febrero de 2009 Opinión Jazz

Jazz

Antonio Malacara
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■ Jazztival y trova

Entre los muchos festivales de jazz que se extienden por todo el país, de Mérida a Ensenada y de Chiapas a Tamaulipas, uno de los más importantes y atractivos es sin duda el Jazztival de Michoacán, que con sólo seis emisiones, de 2003 a 2008, ha dado contundentes muestras de profesionalismo, partiendo siempre del rigor selectivo en el diseño de su programación, atravesando con agilidad los vericuetos técnicos del sonido y sorteando a placer los problemas y las malas vibras y las malas leches (y las malas caras) que inevitablemente saltan de las alcantarillas cuando alguien toma iniciativas como ésta y se da además el lujo de tener éxito.

En la entrega anterior, esta columna mencionó en un suspiro el concierto de Mili Bermejo en el Jazztival 2005. Nos preguntaron entonces por los planes para la nueva edición y nosotros a la vez le escribimos a Juan Alzate, director y fundador del Jazztival junto con Nektli Rojas, para que nos diera información al respecto. Fue entonces cuando la patética realidad de nuestro entorno nos estalló en la pantalla.

Resulta que por las bajas argucias de un tipejo con grandes relaciones sociopolíticas, con grandes envidias y con muy poca madre, este evento estuvo a punto de ser cancelado. Afortunadamente, Alzate volvió a mostrarse no sólo como uno de los mejores saxofonistas de estos tiempos, sino como un promotor pleno y necio. Luchó por mantener su proyecto en pie y, después de mil broncas, Jazztival Michoacán 2009 ha vuelto a tener luz verde.

El presupuesto asignado no ha aumentado un solo centavo desde hace cuatro años, pero como ni las ganas ni la locura han desaparecido, nomás les echaron más agua a los frijoles y los conciertos se van a realizar del 25 al 28 de marzo. Entre los músicos confirmados se encuentra el excelente saxofonista Greg Osby, quien, además de una veintena de discos como líder de grupo, ha intervenido en infinidad de grabaciones, destacando sus alientos con Herbie Hancock, Jack DeJohnette, Joe Lovano y Dianne Reeves.

De la cosecha nacional tendremos al maestro Eugenio Toussaint, quien está sonando mejor que nunca a sus 55 años (por cierto que el próximo abril se presentará la biografía de este pianista y compositor).

En el Jazztival 2009 también están programados el Cuarteto de Palo Prieto y el grupo Pangea. El primero es un baterista que hace dos años presentó un excelente disco titulado Body and Soul, mientras que Pangea –muchos de ustedes deben de saberlo– es el grupo que aparece tocando cascaritas sincopadas en las cortinillas de Platicando con Carlos Alazraki, un programa de Canal 40 con muy buenos invitados.

En dicho programa apenas si se puede percibir la calidad de Pangea. En los 10 o 15 segundos que duran sus intervenciones no hay para más. Pero resulta que en vivo, cuando el jazz se despliega como tal, el quinteto es algo realmente fuera de serie, fuerte, regio y delicado a un tiempo. Ellos acaban de presentar su primer disco y ya hablaremos con más calma de él. Vale la pena.

Off jazz

Poco antes de finalizar 2008, apareció en el mercado mexicano un álbum doble de colección. Dentro de él está capturado un concierto que ofrecieron Silvio Rodríguez y Pablo Milanés en el estadio de Obras Sanitarias, en Argentina, hace apenas 25 años, en abril de 1984. Ambos troveros en plenitud, con cabello y mostrando uno más de los mil rostros de la magia cubana.

El álbum no sólo remite a la nostalgia de las islas universitarias o del antiguo Auditorio Nacional, cuando la poesía y la conciencia y el compromiso eran envueltos por la nueva trova y por la delicada furia de su sonido, para reinventar así la canción popular y para darnos nuevos motivos en esto de buscar la esperanza en el fondo de la dichosa caja.

Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, En vivo en Argentina, no sólo es una edición de lujo (con dos booklets), no sólo contiene clásicos como Ojalá, Por quien merece amor o Yo pisaré las calles nuevamente: incluye también catedrales (Óleo de mujer con sombrero) e invitados de lujo, como León Gieco, Piero y Víctor Heredia. Es un álbum inevitable para los que gustamos de la vieja, de la nueva y de la novísima trova. Sería indispensable para los chavales que pretendieran entrar a los terrenos de la otra canción. Salud.

 
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