■ Los italianos y portugueses que laboran ahí no serán despedidos
Sindicatos pactan 102 plazas para británicos con compañía francesa instalada en GB
Londres, 4 de febrero. Dirigentes de los sindicatos británicos llegaron a un acuerdo con la dirección de la refinería Lindsey, propiedad de la compañía francesa Total, que garantiza la creación de empleos para trabajadores británicos, y será votado el jueves por los trabajadores.
Los líderes sindicales anunciaron que la dirección de la empresa, ubicada en condado inglés de Lincolnshire, prometió la creación de 102 nuevos puestos de trabajo para obreros británicos, poco más de la mitad de las 198 plazas actualmente en disputa,
Por la mañana, los sindicatos rechazaron una primera oferta de 60 empleos para obreros británicos. “Nos complace ver que nuestras quejas empiecen a ser oídas”, dijo Paul Kenny, secretario general de uno de los sindicatos.
El sindicalista Tony Ryan, del comité laboral, informó a sus compañeros que los cien puestos de trabajo estarán a disposición de los empleados británicos en unas nueve semanas. “Nos han ofrecido aquello por lo que íbamos... la mitad de los puestos”, dijo.
Pero los sindicalistas volvieron a poner énfasis en el “problema mayor”, de que los empleadores europeos lleven a sus propios trabajadores a otros países, un asunto que no está limitado a la refinería en Lindsey, según las organizaciones laborales. No obstante, el acuerdo alcanzado hoy establece que ninguno de los 300 trabajadores italianos y portugueses de esta planta, perderán sus empleos.
Derek Simpson, secretario general adjunto de Unite, el mayor sindicato británico, espera que este acuerdo sea aceptado por los trabajadores de la planta y pueda deponer las protestas, que llevan ya varios días, aunque algunos representantes de los trabajadores adelantaron que no están contentos con el acuerdo tal como se ha estructurado.
Simpson advirtió a la dirección de la planta sobre la necesidad asegurarse que los trabajadores británicos puedan acceder a esos empleos en futuros contratos para evitar más protestas.
El conflicto surgió el pasado viernes, cuando trabajadores británicos comenzaron a protestar en Lincolnshire contra la contratación de mano de obra procedente de Italia y Portugal para la construcción de la refinería Lindsey.
Las protestas se extendieron a otras refinerías y centrales nucleares del país, y ha resultado en un dolor de cabeza para el gobierno del primer ministro Gordon Brown, quien a su llegada al poder, en junio de 2007, prometió dar “empleos británicos a los trabajadores británicos”.