El gabinete de los sueños
“El gabinete de los sueños”, relato incluido en el estupendo libro En el jardín de la cábala, de Angelina Muñiz-Huberman, contiene evocaciones, frases e imágenes que desbordan tiempos y espacios sin perder el hilo conductor que traza la autora.
Este cuento es jeroglífico legible desde la escritura interna, texto a descifrar que desborda la lógica tradicional y se envuelve en un mundo desconocido marcado por una sensualidad que subyuga como un sueño, perfil de encuentros y desencuentros, silencios y palabras que se recrean en el abrazo que funde y en el que los amantes se pierden.
“El gabinete de los sueños” es la expresión de sentimientos germinados por incursiones en la mente de la autora. Cuento que es un sueño en la noche silenciosa con el sonido de un vestido largo acariciando las losetas de una calle. Es el coletazo de la sangre que sale de improviso; suave, alegre, dulce como una ola que choca sobre la piedra que se acerca y se aleja y al fin se difumina en el rumor del oleaje, antes de un nuevo espolonazo en las venas de la mujer expresado en los labios entreabiertos, el rostro encendido, el corazón latiendo con celeridad que gira y se dobla y se revuelve en forma de visión.
Presentimiento de una melancolía representada en todo su esplendor y exuberancia de la vida, enfrentados a la cruda realidad que nos regresa a soñar y seguir antiguos pasos abiertos.
Angelina Muñiz-Huberman es una escritora judía española, exiliada en Francia donde vivió y creció, antes de hacer de México su lugar de vida. Profesora universitaria, es una de nuestras literatas de excelencia. Ella conjunta a la intuición y aptitud literaria una cultura y erudición que hacen de ella una escritora espléndida.
Leer sus cuentos es como recobrar memorias perdidas, los rasos y encajes de los vestidos que envuelven el busto gentil como ondas de un inmenso mar de negruras y voluptuosas armonías, esos encajes y tules donde asoma el rayo potente de unos ojos que amenazan huracanes y locos idilios de amores en los cielos.
Escribir sobre la literatura de Angelina Muñiz-Huberman, por bella, por sensual, por dramática, por melancólica que sea parece no checar con la literatura moderna. Siendo que su escritura es eterna, es adentrase en la escritura interna que Occidente subestima y que Angelina rescata para brindarnos es escritura íntima, que nos acaricia el alma y nos aguza la inteligencia.