Economía Moral
■ Crisis del capitalismo mundial /IV
■ Inevitabilidad de las crisis y esencia del capitalismo
Ampliar la imagen Carlos Marx Foto: Archivo
Boeing, AT&T, AOL, Starbucks, son algunas de las empresas mundiales que el día de ayer anunciaron recortes de personal para contrarrestar la caída en sus ganancias. Recordemos con Marx, la esencia y misión histórica del capitalismo:
La tasa de ganancia es la fuerza impulsora de la producción capitalista, y sólo se produce lo que se puede producir con ganancia y en la medida en que ésta puede obtenerse. De ahí el temor de los economistas ingleses a la disminución de la tasa de ganancia. El hecho de que la mera posibilidad inquiete a Ricardo, demuestra precisamente su profunda comprensión de las condiciones de la producción capitalista… El desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social es lo que constituye la misión histórica y la razón de ser del capital. Es así precisamente como crea, sin proponérselo, las condiciones materiales para una forma de producción superior. Lo que desasosiega a Ricardo es que la tasa de ganancia —acicate de la producción capitalista, condición y motor de la acumulación—se vea en peligro por el propio desarrollo de la producción. Y en este caso, la proporción cuantitativa lo es todo. Hay algo más profundo escondido en este punto, que Ricardo sólo vislumbra. Se revela aquí de un modo puramente económico…, desde el punto de vista de la producción capitalista misma, su limitación, su carácter relativo, el hecho de no ser un modo de producción absoluto, sino sólo un modo de producción histórico, correspondiente a cierta época de desarrollo limitado de las condiciones materiales de producción. (El Capital, Libro Tercero, capítulo XV)1
Habiendo citado este párrafo, John Strachey (JS), en su libro sobre las crisis escrito en 1935 en plena depresión, JS interpretó equivocadamente (como otros marxistas) el significado de ésta: “ahora es claro que la época de desarrollo limitado, en la cual el capitalismo podía cumplir su misión ha terminado. La fuerza productiva del trabajo social ha sido desarrollada al grado supremo al que puede ser desarrollada por el capitalismo”. Meghnad Desai sostiene en un libro (Marx’s Revenge, Verso, 2002) escrito 67 años después, cuando el socialismo realmente existente se había derrumbado, que Marx se vengó de críticos y distorsionadores al hacerse evidente que el capitalismo sigue cumpliendo su misión histórica y que el ‘socialismo’ instaurado en la URSS resultó prematuro2, validando así la famosa frase del prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política (Siglo XXI editores, 1980):
“Una formación social jamás perece hasta tanto no se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales resulta ampliamente suficiente, y jamás ocupan su lugar relaciones de producción nuevas y superiores antes de que las condiciones de existencia de las mismas no hayan sido incubadas en el seno de la propia antigua sociedad”.
Las crisis capitalistas se manifiestan siempre, dice JS siguiendo a Marx, como trabajadores desempleados al lado de capital ocioso (véase gráfica). Si se usase ese capital la tasa de ganancia (G’) caería a niveles demasiado bajos. El capitalismo sólo se podría estabilizar si, maximizando el ritmo de acumulación, manteniendo bajos los salarios, produjese más máquinas que produjesen más máquinas que produjesen más máquinas, pero como en algún momento esto se tiene que traducir en más bienes de consumo, enfrenta el hecho de salarios demasiado bajos para absorber la creciente producción. Si de todas maneras lograse estabilizarse en ese ritmo máximo, lo que Marx no creía posible, de todas maneras tarde o temprano enfrentaría un aumento salarial por el aumento en la demanda de fuerza de trabajo por arriba del crecimiento de la población trabajadora, y ello haría caer las tasas de plusvalía (P’) y G’ de manera estrepitosa. Es decir, se reduciría a cero el “ejército industrial de reserva” Así el alza de los salarios reales que ocurrió en los países centrales en el periodo dorado de la 2ª posguerra, si bien hicieron algo para evitar los excedentes de producción, tuvieron un efecto negativo en G’. Los periodos de auge asociados con alza en los salarios reales, decía JS en los años 30, siempre terminaban en crisis por la caída en G’. Por ello Marx (en el siglo XIX) que estos períodos eran heraldos de la crisis. La población es, entonces, el factor limitante último de las posibilidades del desarrollo capitalista, dice JS. Para sobrevivir tiene que encontrar nuevas fuentes de abastecimiento de fuerza de trabajo explotable. Pero aun así, el siguiente límite es aquél en el cual nueva inversión resultaría en una masa de ganancia menor, porque se deprimiría G’ de todo el capital (el nuevo y el preexistente). Sea que la crisis se provoque por la incapacidad de vender una masa aumentada de bienes de consumo o por el aumento en los salarios, las consecuencias inmediatas son las mismas. En ambos casos la siguiente etapa de acumulación se vuelve imposible porque no generaría utilidades. Los nuevos capitales generados por la plusvalía se mantienen ociosos. Se atesoran en los bancos. Hay sobreproducción de capital. La competencia entre los capitalistas para evitar que su capital no sea el que permanece ocioso, genera codazos nacionales e internacionales (la guerra). La crisis (desempleo del capital y de la fuerza ed trabajo) se manifiesta en la destrucción física de capital y, sobre todo, en su desvalorización (que se refleja en la caída del valor de las acciones), así como en la caída en los salarios reales. Con ello se empiezan a dar las condiciones para la recuperación, porque ambas desvalorizaciones aumentan G’.
El concepto básico de las crisis para Marx es el de sobreproducción de capital y también de mercancías, dice JS quien explica que no es sobreproducción en relación con las necesidades sino sobreproducción en términos de la generación de ganancias. Se cierra el círculo: el propósito del capitalismo es la producción de ganancias y es, en relación con ellas, que debe concebirse la sobreproducción. Cuando cumple cabalmente su propósito genera más capital (plusvalía) que el que puede ser invertido sin disminuir la masa de ganancias.
1 Es el último párrafo de la sección “Exceso de capital y exceso de población”. He combinado las traducciones al español publicadas por el Fondo de Cultura Económica y por Siglo XXI, así como la versión en inglés del párrafo, que cita John Strachey en The Nature of Capitalist Crisis (Covici Friede Publishers, Nueva York, 1935, p. 290). Versión en español: La naturaleza de las crisis capitalistas, Fondo de Cultura Económica, 1939)
2 Para un análisis detallado de las ideas desarrolladas en este libro véase las entregas de Economía Moral del primero, 8, 15 y 22 de julio del 2005.