■ Aguilillas, halcones y un azor mantienen despejada el área
Mantiene el AICM programa para ahuyentar parvadas con cetrería
La reciente caída de un avión de pasajeros en el río Hudson, en Estados Unidos, evidenció la amenaza real que pueden representar las aves para los usuarios de vuelos, especialmente durante las épocas migratorias.
En el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) el año pasado fueron ahuyentadas con aves de rapiña 46 mil 632 plumíferos, principalmente garzas migratorias, con lo que se evitó poner en riesgo las 366 mil 561 operaciones aéreas de 2008, donde fueron atendidos más de 26 millones de pasajeros nacionales e internacionales.
Un reporte federal precisa que hasta el momento en el aeropuerto capitalino no se han registrado incidentes de aeronaves por el choque o “ingesta” de alguna ave en las turbinas de los aparatos.
De acuerdo con el Plan permanente de manejo para el control y mitigación del riesgo aviario, la principal terminal aérea del país cuenta con siete aguilillas Harris, dos halcones peregrinos y un azor, para ahuyentar de sus inmediaciones la fauna silvestre local y migratoria, que busca comida o refugio dentro del espacio aéreo.
El empleo de la cetrería ha demostrado en este aeropuerto y en los de otras partes del mundo ser un elemento protector del medio ambiente, pues, además de evitarse el uso de venenos, armas de fuego y trampas masivas, se ha reducido considerablemente la presencia usual de garzas migratorias en el área de pistas, así como zanates, palomas y gorriones, entre otras.
El equipo de aves de presa del AICM realiza labores diurnas –de 6 de la mañana a las 21 horas– los 365 días del año en el área de pistas y zona perimetral del aeropuerto; son especies que debido a su adiestramiento no se comen a los plumíferos, sólo los ahuyentan. En el invierno ahuyentan a las aves migratorias y el resto del año a las especies que han hecho del ex lago de Texcoco y el parque ecológico Alameda Oriente su hábitat.