■ Gran parte de los recursos, para bienestar social; ningún republicano vota en favor
Aprueba la Cámara de Representantes paquete de rescate por 819 mil mdd
■ La iniciativa de hoy será enviada al Senado; el presidente de EU prevé promulgarla en febrero
■ Se espera que el impulso a la creación de empleos genere hasta cuatro millones de plazas
Ampliar la imagen El presidente Barack Obama se reunió ayer por la mañana con ejecutivos de algunas de las empresas más grandes de Estados Unidos como Motorola Inc., IBM, Xerox, Google, Honeywell y Citigroup. Luego, en su primera visita al Pentágono, declaró ante jefes militares que tenía que tomar “decisiones difíciles’” sobre Irak y Afganistán. Más tarde, el gobernante se anotó otro éxito cuando el Senado aprobó a Dennis Blair como jefe nacional de Inteligencia Foto: Ap
Nueva York, 28 de enero. Sin alguna señal de que la catástrofe económica esté tocando fondo, el presidente Barack Obama anotó hoy su primer gol legislativo cuando la Cámara de Representantes aprobó el gigantesco paquete de estímulo económico, lo cual podría culminar en la reconstrucción del contrato social estadunidense después de décadas de su desmantelamiento.
La Cámara de Representantes aprobó su versión de un paquete de estímulo económico de 819 mil millones de dólares con una votación de 244 contra 188; ni un solo republicano apoyó la medida. Se espera que a partir de la próxima semana el Senado proceda hacia la aprobación de una versión similar del proyecto. Ahí podría demorarse más por maniobras parlamentarias de la minoría republicana, que critica aspectos centrales de la iniciativa, pero la meta del presidente es que se apruebe, se negocie lo antes posible una versión de consenso entre ambas cámaras y que él pueda promulgarla en ley a mediados de febrero.
“No tenemos tiempo qué perder”, afirmó Obama esta mañana en una reunión de ejecutivos de algunas de las empresas más grandes de Estados Unidos, incluidas IBM, Honeywell y Citigroup, entre otros. Esta reunión fue parte de una ofensiva coreografiada para presionar al Congreso, tanto directamente como en público, y es que Obama no ha dejado de promover el paquete de rescate económico.
Inusual visita al Capitolio
Ayer, el presidente dio un paso poco usual al acudir al Capitolio para reunirse con el liderazgo legislativo republicano (la práctica usual es invitar a legisladores a la Casa Blanca para negociar algún proyecto), donde intentó proyectar de nuevo la imagen de que cumple su promesa de actuar de manera bipartidista. Pero con la votación hoy en la cámara, esa táctica no funcionó por ahora (aunque con la sólida mayoría demócrata no importó).
Los rubros del estímulo en la versión de la cámara baja abordan apoyo financiero a los pobres y los desempleados, asistencia a los gobiernos estatales, generación de empleo a través de obras públicas e incentivos para generar gasto del sector privado como de consumidores mediante reducciones de impuestos específicos.
Pero el paquete presentado como instrumento para arrancar la economía y superar lo que se considera la peor crisis desde la Gran Depresión, es más que una serie de incentivos como reducciones de impuestos para ciertos sectores y gastos para impulsar la generación de empleo (según Obama, se crearán entre 3 y 4 millones de nuevos empleos) a través de proyectos de infraestructura, apoyo al desarrollo de fuentes alternativas de energía y más, sino que también incluye enormes montos dedicados a una red de bienestar social.
La versión aprobada hoy contiene nuevos programas de apoyo social, sobre todo en los rubros de salud y educación, y se amplía la asistencia a los pobres y los desempleados. En total, la propuesta ofrece casi 130 mil millones para asistencia tanto a individuos como a gobiernos estatales para seguros y servicios de salud. Por otro lado, incluye unos 150 mil millones de dólares en nuevos gastos federales para educación a todos los niveles.
Varios de estos programas también evitarán, según los promotores, despidos y recortes dramáticos en servicios sociales como salud y educación por los gobiernos estatales de todo el país. De hecho, parte de los fondos generarán empleo, como ejemplo están los fondos dedicados a la reparación y construcción de escuelas.
En conjunto, es tal vez la iniciativa más grande de su tipo en la historia de este país.
Todo esto incluye nuevos compromisos federales de apoyar a sectores vulnerables y mayor intervención estatal en la economía, e implica revertir el desmantelamiento de la llamada red de bienestar social que se ha llevado a cabo desde los tiempos de Ronald Reagan, así como un giro en las premisas intelectuales de ampliar el libre mercado y reducir el papel del Estado en la economía, que han prevalecido a lo largo de más de dos décadas.
Aunque economistas y legisladores nostálgicos de esos tiempos de fe ciega en el libre mercado, interrumpido abruptamente por la crisis sólo hace unos meses, continúan hoy las denuncias y las críticas a la intervención estatal, al insistir en que mayor control fiscal, reducción de impuestos, menos gasto público y apoyo al libre mercado son la solución, el creciente consenso ahora favorece la propuesta general de Obama y la necesidad de incrementar de manera masiva el gasto federal en momentos en que el sector privado y su libre mercado hacen lo opuesto.
La Oficina de Presupuesto del Congreso, o CBO, ofreció cálculos que apoyan el argumento del presidente y sus aliados. Afirmó que el paquete tendría “un impacto notable sobre el crecimiento económico y el empleo en los próximos años”. Por otro lado, confirmó que esta recesión podría ser la más grande tanto en duración como en profundidad desde la Gran Depresión.
Algunos expertos señalan que el problema podría ser no la sustancia de esta iniciativa, sino la forma de aplicación de un paquete de esta magnitud, y si se logrará gastar estos fondos de manera efectiva. Por otra parte, continúa el debate sobre quiénes serán los más beneficiados, y si no se requiere algo aún más grande para enfrentar las dimensiones de esta crisis.
Con el enorme capital político del nuevo presidente, por ahora, y una opinión pública que de manera abrumadora desea que los políticos emprendan acciones lo antes posible para enfrentar la crisis, los pronósticos son que con algunas modificaciones menores, se aprobará este paquete de rescate económico.
Los que se atrevan a descarrilarlo podrían pagar caro. “No se ven, supongo, como Herbert Hoover, pero hay mucha gente en esta cámara que piensa como Herbert Hoover”, dijo hoy el representante demócrata David Obey, uno de los formuladores del paquete de estímulo económico en la cámara, criticando a los opositores. Hoover era presidente cuando estalló la Gran Depresión mientras él insistía en que todo estaba bien.
O sea, el fantasma de John Maynard Keynes reapareció en Washington.