■ Renuncia el primer ministro Geir Haarde, presionado por constantes protestas populares
Se derrumba la coalición de gobierno en Islandia, nación en bancarrota desde octubre
■ Desata crisis política la dimisión del ministro de Comercio por su papel en el colapso económico
■ El presidente Grimsson pedirá este martes que “algún partido” se haga cargo de la administración
Ampliar la imagen Geir Haarde habla con reporteros frente a su residencia en Reikiavik luego de presentar su renuncia como primer ministro de Islandia, tras el fracaso de las conversaciones con líderes opositores para salvar el gobierno integrado por el Partido Independencia y la Alianza Socialdemócrata Foto: Reuters
Reikiavik, 26 de enero. La coalición de partidos que gobernaba Islandia desde 2007 se derrumbó hoy a causa de la presión de constantes manifestaciones populares de protesta contra el manejo de la crisis económica, que convirtió al gobierno de este país en el primero en el mundo que cae como resultado directo de la crisis mundial.
El primer ministro, Geir Haarde, presentó su renuncia al presidente Olafur Ragnar Grimsson, después de que fracasaron las conversaciones del fin de semana con líderes opositores, cuyo objetivo era salvar el gobierno, integrado por miembros del Partido Independencia –en el cual milita el jefe de gobierno– y la Alianza Socialdemócrata, socio menor en la coalición.
Haarde fue llamado a dirigir el Poder Ejecutivo desde 2006, pero la coalición quedó integrada en 2007. Grimsson, que en su calidad de jefe de Estado debe solicitar a la primera fuerza parlamentaria la formación del gobierno, afirmó después de aceptar la renuncia de Haarde que probablemente este martes pida a algún partido que se haga cargo de la administración.
Islandia, una nación de 320 mil habitantes que registró altos índices de prosperidad en la última década, se declaró en bancarrota en octubre pasado debido a su alta dependencia del sistema bancario y financiero internacionales.
“Estos últimos acontecimientos suponen que el país está actualmente sin gobierno y nadie puede decir a ciencia cierta qué ocurre ahora”, dijo Gunnar Helgi Kristinsson, politólogo de la Universidad de Islandia.
En medios políticos islandeses se espera que la ministra de Relaciones Exteriores, Ingibjorg Gisladottir, líder socialdemócrata, inicie pláticas con miembros de la oposición para intentar la formación del gobierno y responder al eventual llamado de Grimsson.
Sin embargo, se prevé que Gisladottir no será la próxima jefa de gobierno ya que no está en condiciones de salud para ejercer el cargo, puesto que este mes debió viajar a Suecia para recibir tratamiento médico por un tumor cerebral que resultó ser benigno. Haarde también se encuentra en delicada situación física y no podrá dirigir las actividades del Partido Independencia, toda vez que padece cáncer y requiere atención médica inmediata.
Al dar a conocer su retiro del gobierno, Haarde sugirió la formación de un gobierno multipartidista y propuso como su sucesor al ministro de Eduación, Thorgerdu Katrin Gunnarsdottir, pero la canciller Gisladottir rechazó la propuesta y sugirió a su vez a la ministra de Asuntos Sociales, Johanna Sigurdardottir, para ser la cabeza de la administración.
El derrumbe del gobierno islandés comenzó a perfilarse el fin de semana pasado, cuando el ministro de Comercio, Bjorgvin Sigurdsson, de 38 años, anunció el domingo su dimisión debido a su papel en el colapso financiero –incluida una depreciación fuerte de la moneda local y el cierre de bancos locales–, que llevó a la población a salir a la calle y exigir la renuncia inmediata del gobierno.
“Me di cuenta que para mí, al menos, no hay vuelta atrás”, dijo en una conferencia de prensa Sigurdsson, un socialdemócrata.
“La rabia y desconfianza del público son demasiado profundas para que sea capaz de recobrar su confianza”, agregó.
La decisión del ministro de Comercio alimentó las dudas sobre la habilidad del gobierno para continuar en el poder hasta la celebración de una elección anticipada el 9 de mayo, propuesta por Haarde el viernes pasado. Los comicios estaban programados para 2011.
Analistas creen que las cicunstancias políticas actuales han puesto a los socialdemócratas en el camino de una victoria electoral. Sus principales dirigentes han responsabilizado de la debacle económica a los miembros de otros partidos –en el poder en la última década– y piden la renuncia del gobernador del banco central, David Oddsson, quien fungió como primer ministro recientemente.
Haarde respondió a la crisis con la nacionalización de bancos y negoció con el Fondo Monetario Internacional un préstamo de 10 mil millones de dólares.