■ La artista exhibe 32 piezas en la estación Bellas Artes del Metro
Reflexiona Sandra Pani sobre la relación más primitiva del ser en Cuerpo recuperado
Ampliar la imagen La selección de piezas que se exhibe en la estación Bellas Artes del Metro en colaboración con el Museo Universitario del Chopo, fue expuesta en 2006, en las afueras de la ciudad de Guanajuato Foto: Jesús Villaseca
El cuerpo humano ha estado presente en la obra de la pintora Sandra Pani desde sus inicios en el arte, hace dos décadas, y aún no agota el tema.
Entrevistada con motivo de Cuerpo recuperado, muestra de 32 piezas en grafito sobre papel montada en las vitrinas de la estación Bellas Artes del Metro, en colaboración con el Museo Universitario del Chopo, Pani expresa que su deseo de trabajar con el cuerpo es “algo muy profundo, que emerge de una necesidad de explorar la relación primera, que es la de uno mismo, con su cuerpo.
“Es decir, está embebida de una enorme reflexión alrededor de lo que es tener un cuerpo, sentirlo, mover las manos, que no se puede agotar. (En el arte) tienes que encontrar algo que te apasione, y para mí, sin duda, es el cuerpo.”
Continúa: “Hay muchas cosas que a veces busco de modo articulado, mientras hay otras que emergen de manera totalmente inconsciente, como si tuvieran la necesidad de salir por medio de mi cuerpo.
“Es un campo amplísimo; puedes hablar de todo, porque el cuerpo eres tú.
“He pasado por momentos en que el género ha sido muy importante, específicamente trabajar con la corporalidad femenina, con mi experiencia de ser mujer, tener un cuerpo, regresar los órganos a los cuerpos femeninos tan banalizados. Cómo la sociedad ve al cuerpo femenino, y qué es en realidad. Los temas son infinitos.
“A veces hay conciencia de una búsqueda específica, pero en otras nada más es esa necesidad de buscar, de preguntar, y todavía no se me acaba.
“Hay momentos en que estoy fluctuando; en otros me alejo más de una corporalidad evidente. Pero, cuando se vuelve demasiado obvio y empieza a parecer algo de narración, me aburre; entonces regreso a una cosa mucho más sintética.
“Más bien quiero crear imágenes que hagan que el espectador se confronte con su corporalidad, que lo regrese a sí mismo; pero quiero trascender las historias, porque muchas de las cosas con las que trabajo ni siquiera están articuladas. Me sobrepasan; muchas veces puede ser una obra tremendamente fuerte, agresiva, violenta, fragmentada, y en otras algo más gozoso o delicado.”
La exposición que se presenta en la estación Bellas Artes del Metro es una selección de obra mostrada en 2006, también bajo el título de Cuerpo recuperado, en el Museo Gene Byron, ubicado en las afueras de la ciudad de Guanajuato.
Pani la describe como “una especie de catálogo de partes del cuerpo”, principalmente brazos y piernas. La necesidad de la artista de fragmentarlas le permite “profundizar más en la forma, aislarlas y explorar más que cuando trabajo con el cuerpo completo.
“Estos fragmentos del cuerpo –apunta la artista– están entrelazados con una parte orgánica de la naturaleza vegetal; por ejemplo, los brazos a veces se convierten en ramas. No a manera de simbiosis, sino de búsqueda hacia la esencia de las cosas, de la corporalidad.”
Pani suele ser la modelo de su obra. Muchas veces los contornos son de sus extremidades. “Algo que me fascina es la caja torácica, como especie de araña protectora de la vida. Espero que la gente, cuando vea estas piezas, se percate de su milagro, su cuerpo. No me ha dejado nunca de asombrar cómo funcionamos, caminamos, respiramos, pensamos. Es algo inabarcable.”