Usted está aquí: lunes 26 de enero de 2009 Opinión Desde el Otro Lado

Desde el Otro Lado

Arturo Balderas Rodríguez

■ Bienvenida al cambio

Dos millones de personas se conmovieron hasta las lágrimas en el momento histórico en que el primer ciudadano de origen afroestadunidense prestó el juramento como presidente de EU. El formidable ritual y el barroco protocolo no fueron suficientes para evitar la fresca sonrisa de Barack Hussein Obama después de que el presidente de la Suprema Corte tropezó con las palabras del juramento del tradicional ritual.

El discurso de Barack Obama fue sobrio y pletórico de llamadas a la unidad, a la corresponsabilidad en la conducción y el rescate del país. Abundaron los conceptos en los se refirió a la desastrosa situación del país que recibe. Con elegancia llamó la atención sobre los catastróficos errores de la administración saliente, pero con esa misma elegancia agradeció al presidente Bush su gestión. En estos momentos críticos no es poca cosa el soplo de esperanza que imprimió a su discurso. No había mucho más que agregar a lo ya dicho en estas largas semanas de transición; sin embargo, cada frase sonaba novedosa para las más de un millón de personas que presenciaron la ceremonia frente al Capitolio y en la televisión. Era como si todo mundo supiera de antemano lo que escucharía, pero hubiera la gana de escucharlo nuevamente, como si cada palabra recuperara la frescura de la primera vez en que fue pronunciada.

Las celebraciones se alargaron hasta la madrugada y en ellas se repetía el discurso y una y otra vez había lágrimas, gritos y aplausos. En las plazas y en los hogares, bares y hospitales, en refugios para pobres y en lujosas mansiones era manifiesta la esperanza de un cambio que deje atrás el pesimismo y el miedo engendrado en ocho largos años de oscurantismo.

La transición termina y la hora de la verdad empieza; el boato da paso a las decisiones difíciles, muchas críticas, de las que dependerá la suerte de millones de seres dentro y fuera de Estados Unidos. De hecho, en los tres primeros días como presidente, Obama, cumpliendo con sus promesas de campaña, ha tomado decisiones trascendentes, una de ellas el cierre de la prisión de Guantánamo, conocida por las atrocidades que se han cometido en contra de quienes esperaban ser juzgados por actos terroristas.

Un buen comienzo en lo que, se prevé, será un largo y sinuoso camino.

 
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