A merced del frenesí de tres holgazanes
Imagínese usted a una apacible señora de unos 80 años viviendo en una casa de campo en Finlandia, paisajes verdes, vecinos con los que uno puede convivir tranquilamente, y con el sustento de una pensión que su esposo, quien fue militar, al morir la dejó con más de lo que podría necesitar para sobrellevar sus últimos años de vida.
Sólo una preocupación le hace mala compañía cada verano. Todas las temporadas vacacionales aparece en esta encantadora escena campestre un sobrino por el que ha tenido que ver desde que su hermana y su cuñado fallecieron. Este joven veinteañero hace su acto de aparición acompañado de dos amigos para organizar año con año sus fiestas y borracheras, sin que la tía interponga freno alguno.
Sin embargo, lo que en un tiempo sólo fueron días de fatiga y estrés para la señora, se convirtió poco a poco en un problema que hasta su casa y su propia vida se pusieron en riesgo.
Y es que este trío de holgazanes, que no estudian ni trabajan, y que incluso roban cada año el auto con el que llegan hasta la casa de la tía, dejaron de ver en ella a aquella señora tierna y caritativa que les proveía de todos los recursos para que pasaran el verano como si estuvieran disfrutando de un hotel gran turismo en un sitio paradisiaco.
Pasó de ser la tía dadivosa a un botín de banco. ¿De qué le sirve a mi tía, a esa edad, tanto dinero acumulado si no tiene a nadie que mantener y pasa los días con su gato encerrada en su casa de campo, cuando bien podría compartirlo con nosotros? Pensaron.
Pues bien, todas las malévolas intenciones de este trío de jóvenes finlandeses, que llegan incluso a planear su muerte, y que bien podrían ser una mala copia o en su defecto una parodia de los tres violentos protagonistas de La naranja mecánica, no corren con la suerte que ellos esperan, pues tienen ante sí a La dulce envenenadora.
Título: La dulce envenenadora
Autor: Arto Paasilinna
Traducción: Dulce Fernández Anguita
Editorial: Anagrama
Número de páginas: 197
Precio de lista: 390 pesos
Textos: Eduardo Gálvez