¿La Fiesta en Paz?
■ Ganaderos, ¿nueva directiva, misma actitud?
El pasado viernes en Monterrey, durante la asamblea anual de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia (ANCTL), se elegió la directiva que habrá de regir los extraviados rumbos de esa agrupación durante los próximos dos años: José Marrón, presidente; José Arroyo, secretario, y Rodolfo Vázquez, tesorero.
Extraviados porque, junto con las asociaciones de empresarios y matadores, los ganaderos son los principales responsables del estado actual de la fiesta brava de México, al margen de las negligencias y omisiones de autoridades, crítica especializada y público aficionado.
Sin el menor interés en aplicar una normativa interna que obligue a sus asociados a mantener mínimos de presentación y bravura en sus encierros, y desde luego desentendidos de ejercer un liderazgo siquiera ético dentro de la fiesta de los toros, la asociación de ganaderos navega a merced de las enrarecidas aguas del libre mercado, el sometimiento, los intereses personales y la consigna fideliana: el que se mueve no sale en la fotografía.
Inmovilismo de nefastas consecuencias por cierto para la salud del espectáculo taurino en México, hoy una fiesta brava sin bravura, edad ni trapío en las reses, sobre todo de las ganaderías más cotizadas; apoderados maternalistas, figurines cómodos en exceso, división entre los sectores, crítica alcahueta, autoridades sin idea y plazas semivacías, salvo cuando salen toreros que le embisten a la mansedumbre.
De espaldas a la afición, al igual que empresarios y matadores, los ganaderos invierten fuertes sumas en la crianza de sus reses sin que ese capital les luzca, mal contribuyen a la consolidación de nuevos toreros y no se permiten alzar la voz cuando son atropellados por otros gremios.
La nueva directiva de los ganaderos, ¿logrará sacudirse la mediocridad y desunión que caracteriza a los gremios taurinos o seguirá de espaldas a la decepcionada afición? Pronto lo sabremos.