Usted está aquí: viernes 23 de enero de 2009 Cultura Penultimátum

Penultimátum

■ Luto justificado

Esta columna guarda riguroso luto desde que el licenciado Felipe Calderón confesó a los asistentes al Encuentro Mundial de las Familias su preocupación por el aumento de los divorcios que, advirtió, están regidos por la legislación civil y propician la desintegración familiar. Ésta a su vez se vincula a que proliferen las personas que recurren a la violencia. En su fervorín añadió que la carencia de valores y de un núcleo familiar sólido ha causado la proliferación de individuos que hacen del crimen su forma de vida.

Pues bien. Nuestro luto se justifica plenamente al comprobar que el partido de la decencia, de la unidad familiar a toda costa, las buenas costumbres y la moral; el de la modernidad y el cambio, del de aquí a la eternidad, del te doy este anillo pero le sacas brillo, del nomás eso sobraba, está en crisis.

La celebración de dicho encuentro, uno de los más importantes que organiza la Iglesia católica, dio oportunidad al coro Bodas de Kriptonita (integrado por parejas que cumplieron cien años de casadas) de entonar en el Zócalo reconsagrado el himno del vínculo conyugal: “Te puedes ir/ con quien tú quieras/ con quien tú quieras/ te puedes ir/ pero el divorcio/ porque es pecado/ no te lo doy.”

Estaba cantando dicho coro con énfasis adjunto (ese énfasis al que siempre acompañan las lágrimas y los  sollozos), cuando alguien dijo: “Entre nosotros hay divorciados.”

Pasmo. Confusión. Estupor. Rostros demudados de domicilio. Hijos a la deriva. Servidumbre que no sabe a quién reclamarle el salario.

¿Quiénes son estos panistas amátridas? Por lo pronto he aquí la lista de los que, con su divorcio, han minado las bases de la sociedad y hundido todavía más a México en la crisis:  Vicente Fox, Tomás Mejía, Santiago Creel Miranda, Marta Sahagún,  Diego Fernández de Cevallos, Germán Martínez, Antonio Lozano Gracia.

¿Puedes tú, podemos nosotros, agregar nombres?

Hablamos no sólo de divorciados y divorciadas, sino de, la palabra duele y quema, de adúlteros ante la sociedad, el Altísimo y las sábanas de los moteles. ¿Será posible? Hay émulos de Pancho Cachondo y Chente Chenchualón?

Si los conoces, indignado amigo, escandalizada amiga, envía sus nombres al Tribunal contra la desintegración del país; Los Pinos, DF (Dios Fulmine); Atención a su propietario temporal:   Felipe de Nagasaki.

En su oración fúnebre para despedirlo, Benedicto XVI dijo que el cardenal Pio Laghi “cumplió delicadas misiones con fiel dedicación a Cristo y su iglesia”. Laghi fue de 1976 a 1980 nuncio apostólico en Argentina, donde se hizo amigo de los generales de la dictadura. Cuando en 1997 las Madres de la Plaza de Mayo lo denunciaron penalmente como cómplice de la barbarie militar, alegó que muy tarde se dio cuenta de las violaciones a los derechos humanos.

 
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