■ Puesta en escena que tendrá temporada en la Casa del Lago
Sarajevo, viaje introspectivo que cuestiona la capacidad de matar
■ Ver la guerra destruyó el mito sobre mi ciudad: Julien Le Gargasson
Ampliar la imagen
Julien Le Gargasson la escribió; también la actúa y dirige
Revelación en griego se dice apocalipsis; eso no es por casualidad, y la pregunta es: ¿puedo yo matar a alguien? Esa reflexión es la que deriva de la obra de teatro Sarajevo (un ave sin patas), escrita, dirigida y actuada por Julien Le Gargasson, que comenzará temporada el 7 de febrero en la Casa del Lago Juan José Arreola, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“A los 19 años el teatro se me presentó como una revelación. No encuentro otra palabra para describir lo que sentí. Dejé la ingeniería y me dediqué al estudio de esa experiencia que desde entonces es mi mundo”, explicó en entrevista con La Jornada este creador nacido en Francia, pero concebido en Sarajevo; por eso escribió esta pieza “de manera instintiva”, añadió.
“La guerra la viví en carne propia. Vengo de ahí, en cierta forma. Mis padres me concibieron en Sarajevo. Para mí era una ciudad mítica. De niño me contaban que me habían hecho en Sarajevo, que se volvió como una Babilonia a la que quería regresar. La soñaba, y a los 12 años, al prender la televisión, vi la destrucción, la guerra. Fue como la destrucción de mi mito personal. Eso me pasó y creo que ésa es la historia de la obra.”
El personaje también se llama Sarajevo. “Al principio quería hablar de nosotros como generación. Necesitaba representar a ese hombre perdido en medio de muchas influencias. Los tipos de mi generación a los treinta y tantos años no saben lo que van a hacer en la vida. Lees la Biblia al despertar, a mediodía vas a ver videos en computadora; en la noche asistes a un concierto satánico. Al día siguiente te levantas y haces yoga; es muy difícil asimilar tanta información.”
El teatro fue una revelación
Agregó: “Primero quería representar a este hombre en medio de un remolino de influencias. La obra habla de la guerra, pero el personaje pronto comienza a preguntarse sobre lo que tiene en su interior, qué hace que él también pueda agarrar una pistola y disparar para matar. Es el viaje interior del personaje a través de la guerra. Lo que intento es tocar lo que cada uno tiene: el horror de poder matar al otro. Veamos lo que ha pasado en Palestina. ¡No hemos aprendido nada!
“Soy un chavo del campo y no me acerqué al teatro hasta los 19 años. Llegué a la gran ciudad de Lyon para estudiar ingeniería; en esta escuela hallé una sección especial y muy buena de teatro. Me metí casi por azar. Ahí cambió todo”, comentó el dramaturgo.
Le cuesta trabajo explicar lo que le pasó, pero lo transformó. “Me es difícil decirlo con palabras, por eso uso revelación. A los 19 años me di cuenta de que no había vivido y empecé a preguntarme todo. Mi vida tomó un sentido hasta entonces desconocido.”
Se introdujo en la academia y en la actuación. “Fui a la universidad, trabajé en otras cosas. Mi formación no fue muy académica.” Ésta es su séptima obra de director y la número 20 de actor.
“Mi inclinación por el teatro obedece a la necesidad de decir algo o de trabajar con alguien. Me conduzco por el instinto y hay momentos en los que me digo: éso es lo que tengo que hacer, y lo sé. Los géneros mayores del teatro ya los abordé. Es muy difícil clasificar Sarajevo. Hace tiempo hicimos en la Casa del Lago una obra para niños y trabajé el realismo; también hago danza.”
Sarajevo (un ave sin patas) se escenificará en el teatro Rosario Castellanos de la Casa del Lagotario el 7 de febrero, para presentarse los viernes y sábados a las 20 horas.