Usted está aquí: martes 20 de enero de 2009 Ciencias Casi 400 de cada 10 mil recién nacidos padecen hipotiroidismo

■ Ese mal es causante de retraso mental, comenta la especialista Ofelia González Treviño

Casi 400 de cada 10 mil recién nacidos padecen hipotiroidismo

■ Detectado a tiempo, puede ser tratado con fármacos, señala la experta de 87 años de edad y 50 de trabajar en el Instituto Salvador Zubirán

■ También hay casos de bocio relacionados con cáncer, dice

Ángeles Cruz Martínez

Susana tenía 19 años cuando le quitaron la mitad de la tiroides. Dice que se ha sentido bien, la cirugía funcionó y las medicinas la mantienen saludable. Realiza sus actividades de manera normal y, sobre todo, acude puntualmente a sus citas en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y de la Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) con la doctora Ofelia González Treviño, jefa del departamento de medicina nuclear, a quien ve desde hace 42 años.

La especialista en el manejo de las enfermedades de la tiroides asegura que son varios los factores que pueden causar algún trastorno de esa glándula, la cual es la más activa del organismo y tiene la finalidad de controlar la energía y el calor en el ser humano y los animales.

En entrevista, González Treviño, de 87 años de edad y 50 de antigüedad en el INCMNSZ, señala que las enfermedades de la tiroides han existido desde siempre; la cirugía se ha practicado durante más de un siglo y los tratamientos farmacológicos también tienen una larga historia. Los cambios más significativos se han dado con el avance de la tecnología, que ha permitido profundizar en el conocimiento del funcionamiento de la glándula y mejorar los diagnósticos de los padecimientos que la involucran.

Entre las más frecuentes están las enfermedades del recién nacido. Alrededor de 400 de cada 10 mil que nacen vivos padecen de hipotiroidismo, causante de retraso mental. Detectado a tiempo y con la administración de fármacos, el niño puede llevar una vida normal, explicó González Treviño.

Explica que aunque existe la prueba de detección –tamiz neonatal–, que se debe realizar a todos los bebés en el momento del nacimiento, todavía existen algunos lugares muy alejados donde el examen no se practica. Aun así, dice, nada justifica que ante los síntomas de alerta los pacientes dejen de recibir el tratamiento clínico, que consiste en la administración de hormona tiroidea.

Durante la conversación, efectuada en su pequeña oficina del INCMNSZ, mencionó que los bebés con hipotiroidismo no lloran ni piden alimento. Se la pasan dormidos todo el tiempo y su fontanela (mollera) es más grande de lo normal. En ocasiones también están presentes una hernia umbilical, estreñimiento, y tampoco responden a los estímulos en el talón del pie.

Destacó que si se realiza el diagnóstico del padecimiento durante el primer mes de vida, el niño se cura y no quedan secuelas, salvo el tratamiento clínico que se toma a diario. González Treviño resaltó que en México el sistema nacional de salud dispuso que el tamiz neonatal se practique de manera rutinaria.

Deficiencia de yodo

González Treviño, quien desde diciembre de 1992 ocupa la jefatura del departamento de medicina nuclear del INCMNSZ, comenta que la deficiencia de yodo provoca el bocio, o inclusive puede ser la causa de cáncer. Para prevenir el primer mal mencionado, las autoridades sanitarias ordenaron que se adicionara yodo a la sal, de hecho existe una norma oficial mexicana sobre este tema. La también investigadora recuerda que su primera actividad en el instituto fue en 1958, cuando participó en el programa de detección del bocio en el estado de México. En esa época 80 por ciento de los niños tenían deficiencia de yodo.

Respecto del cáncer, explica que, aunque no existe un registro oficial, se diagnostica un caso por cada mil personas y en el INCMNSZ el padecimiento se ve con frecuencia. Una parte del tratamiento del cáncer, luego de la cirugía en que se extirpa la glándula tiroidea, es el yodo radiactivo. La exposición del paciente a esta sustancia tiene la finalidad de disminuir el tejido que pudo haber quedado en el organismo.

La labor de González Treviño en el área de medicina nuclear es proporcionar la radioyodoterapia a los pacientes del instituto, ya sea que estén enfermos de cáncer, bocio o hipotiroidismo, y tiene pacientes como Susana, a quien conoce desde hace más de cuatro décadas. Recientemente la médica recibió el reconocimiento por sus 50 años de trabajo en el INCMNSZ. Sobre el futuro, señala: “me veo viviendo y trabajando”.

 
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