■ Se suman falta de agua, apagones y deficientes servicios urbanos
En dos años, vecinos de Tlalpan acumulan quejas por rezagos
■ Aseguran que las obras sólo se han dado en las colonias del centro
En Tlalpan la escasez de agua en la mayoría de su territorio se mantiene como una queja histórica que ni en otras administraciones ni en ésta se ha logrado resolver. Al contrario, se suman nuevas problemáticas, como la cada vez más recurrente y prolongada falta de energía eléctrica en pueblos y colonias populares, donde la dotación de servicios urbanos es lenta y desigual.
Para los habitantes de la delegación Tlalpan, en los dos años de gobierno del jefe delegacional, Guillermo Sánchez, si bien se han impulsado obras públicas dirigidas sobre todo a la promoción del deporte, como la construcción de albercas y rehabilitación de deportivos, no ha habido cambios significativos y permanecen las prácticas de anteriores administraciones, en las que se privilegia “a los allegados”.
Las preferencias del delegado han comenzado por su propia colonia, en la que de la “noche a la mañana” levantó un foro cultural y unas canchas de futbol, mientras en las zonas contiguas, como La Fama, la solicitud de sus habitantes de habilitar un inmueble como biblioteca quedó archivada, a pesar de haber signado un convenio.
La queja de sus gobernados por esta dualidad se extiende por el territorio. Aunque en colonias como la 2 de Octubre se reconoce que por primera vez una autoridad escuchó sus peticiones y se cumplieron compromisos que cambiaron la fisonomía de la zona, con la instalación de banquetas y guarniciones, poda de árboles y retiro de escombros, en el Ajusco medio, estas mismas demandas se mantienen como peticiones añejas sin cumplir, al igual que la regularización en el servicio de agua potable y luz.
En estas colonias emergentes que poblaron el cerro del Ajusco hace más de dos décadas, los constantes apagones se convirtieron en días enteros sin contar con fluido eléctrico, lo que ha provocado la molestia de los habitantes, que en más de una ocasión han bloqueado la carretera Picacho para exigir la regularización del servicio.
En los pueblos, la percepción no es diferente. Los nativos de San Miguel Topilejo resienten estar en la periferia. “Allá se hacen todas las obras, pero aquí, donde se recargan los mantos freáticos, no tenemos ni agua. En sus campañas prometen de todo, pero se van sin cumplir. Se comprometieron a hacer una primaria, pero todavía no hay nada”, apuntaron.
Lo mismo sucede con los apoyos para las actividades agrícolas en toda la zona rural. Desde la secretaría del ramo, agregan, se bajan los apoyos, pero “sólo para su gente. No se puede esperar más, son del mismo grupo, los de siempre, que se cambian de una delegación a otra, para perpetuarse en el poder”.
De hecho, entre los comerciantes establecidos el malestar se manifiesta por el acoso de que son objeto ante el proceso electoral que se avecina. “Ya se están preparando para salir y se sacan verificaciones de la manga. El mejor pretexto es la revisión de las medidas de protección civil o el estacionamiento.”
El caso más emblemático se da en el propio centro de la delegación, donde la mayoría de los negocios no cuentan con estacionamiento. “Si no tienes palancas, le entras o te clausuran, la mordida mínima es de 12 mil pesos para que sigas operando”, denunciaron.
Ello, mientras al amparo de los propios servidores públicos se permite la apertura de giros negros, establecimientos mercantiles donde se expenden bebidas alcohólicas, que no cuentan con licencia de funcionamiento o con algún permiso que autorice la actividad que desempeñan. Todo ello, agregaron, con la anuencia del jefe delegacional, quien ha dado “manga ancha” al área de jurídico y gobierno, donde los funcionarios hacen “negocio” no sólo con los comercios establecidos sino también con los vendedores ambulantes.