■ La falta de apoyos a los campesinos harán que vendan sus tierras, dicen ejidatarios
Proyectos para combatir el rezago en Tláhuac amenazan las zonas rurales
■ Señalan vecinos que el delegado impulsó iniciativas del GDF y olvidó los planes locales
En aras de reducir el déficit en infraestructura urbana y de servicios que ha caracterizado las áreas rurales, en los dos años recientes se decidieron “proyectos estratégicos” para la delegación Tláhuac, que si bien podrían traer “progreso” para las comunidades como lo pregonan las autoridades, también potenciarán la urbanización de su territorio y zonas aledañas, lo que pondrá en riesgo las tierras ejidales, agrícolas y de reserva ecológica.
De acuerdo con habitantes de pueblos y colonias de la demarcación, el jefe delegacional, Gilberto Ensástiga Santiago, se abocó a respaldar y defender obras como la construcción de la línea 12 del Metro, un hospital general y un centro de reciclaje, entre otras, que impulsa el gobierno capitalino, pero debió exigir más recursos para apoyar el campo, que se mantiene en el olvido y con un rezago histórico.
Aunque para algunos moradores de San Andrés Mixquic y Tetelco hubo apoyos notorios en comparación con otras administraciones, para otros los avances han sido mínimos, y existe el temor de que muchos sucumban a la tentación de vender sus tierras ante la presión de desarrolladores inmobiliarios que han comenzado a rondar la región.
Adecuaciones en dos plantas de rebombeo, en Tequesquite y Paso del Toro, la construcción de dos cárcamos y tres ollas de captación de agua pluvial, por ejemplo, dividen la opinión de los agricultores.
En Tetelco, el comisario ejidal, José Trinidad Vigueras, reconoce que existen algunos inconformes con las ollas de captación de agua pluvial, pero asegura que se trata de una obra bondadosa que permitirá a los moradores iniciar la conversión de cultivos mediante producción orgánica.
Para otros, se trata de obras sin planeación y mal diseñadas, hechas al “vapor” para evitar perder los recursos federales que fueron aportados. El problema, aducen, no es propiamente del delegado, a quien le endilgan cierta “soberbia”, sino del equipo responsable de atención al campo, que “no escucha a los agricultores y da los apoyos a sus elegidos”.
Sin embargo, aun en aquellos poblados como San Andrés Mixquic, donde se reconocen apoyos como la entrega de maquinaria agrícola, rehabilitación de caminos de penetración y saneamientos de canales, se mantiene latente la preocupación por la pérdida de la zona agrícola. “Nos hemos reunido con el propio jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, para que se nos paguen por servicios ambientales. Nuestra empresa es la tierra, aquí trabajamos y empleamos a más gente; si no existen incentivos, la gente se va a ir por lo más fácil, porque el cultivo ya no es rentable”, asegura el comisario ejidal, Floriberto Tepatitla.
En el sur de la demarcación, el reclamo es el abandono de los humedales y la poca atención hacia sus poblados, no sólo porque las polémicas obras impulsadas por la autoridad delegacional, como la alberca olímpica y la pista de hielo, entre otras, se ubican al norte, sino porque en pleno proceso de urbanización, que traerá la mayor inversión pública en el Distrito Federal que presumen las autoridades, no se tienen planes para amortiguar dicho desarrollo.
“Ya hay mucha presión, las inmobiliarias empiezan a llegar, si no hay proyectos productivos que impidan que la gente se deshaga de la tierra, se acabó con la parte rural de la zona. La mayoría de los terrenos no está parcelados, se da mucho la venta clandestina o informal”, advirtieron, tras lamentar que ni siquiera el plan de desarrollo urbano delegacional se haya hecho de acuerdo con las nuevas necesidades, sino “a contentillo” de un diputado, por la grilla que enfrenta con el delegado.