Usted está aquí: sábado 17 de enero de 2009 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega
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■ De pobreza y educación

■ Calamidad algodonera

Según se acerca el domingo de elecciones intermedias, crece el número de “compromisos”, “proyectos” y conexos que ofrecen a los mexicanos un incomparable futuro venturoso, siempre y cuando voten por los partidos y representantes que los han planteado y elaborado. No es novedad: sucede cada tres años, y de forma mucho más pronunciada cada seis. Innumerables, pues, las ofertas que por estos días se registran, pero prácticamente ninguna de ellas gira en torno a la educación y a la calidad educativa en el país, que nada tienen que ver con “rifas” (léase regalos) de lujosas camionetas y alianzas prehistóricas entre el panismo del siglo XVI y la autodenominada “líder del magisterio”.

Sin educación y sin calidad educativa, millones de mexicanos están condenados a permanecer en la pobreza y la miseria, por mucho que el micrófono oficial presuma “el elevado ingreso per cápita” que registra el país. Por ello, vale la pena el paseo que nos ofrece la Cepal sobre el particular: “México puede considerarse un país de ingresos medios. Tiene un PIB por habitante de 12 mil 774 dólares anuales. En este renglón (meramente estadístico) supera a la mayoría de las naciones de América Latina. Sin embargo, uno de los problemas más grandes que enfrenta es la magnitud de la pobreza, acompañado de la desigual distribución del ingreso. Mientras 60 por ciento de la población se reparte alrededor de 26 por ciento del ingreso total, el 10 por ciento de la población con mayores ingresos acapara 36.4 por ciento. Así, aunque el PIB per cápita es relativamente alto, su distribución está muy concentrada. En los hechos, más allá de ese aparentemente elevado ingreso por cabeza, “una alta proporción de mexicanos continúa en situación de pobreza. Las tasas de pobreza en México son muy altas con relación al nivel de su producto por habitante, más si se observa que algunos países con menor nivel de PIB per cápita, como Albania, Jordania o Ucrania tienen niveles de pobreza muy por debajo de los de México. “Esto indica que este país tiene un nivel de desigualdad muy elevado”.

En este contexto, el medio rural mexicano es en el que se manifiestan los mayores niveles de desigualdad y donde la situación de la pobreza es más aguda. Un porcentaje muy alto de la población de este sector sigue siendo afectado por la pobreza. Cerca de 55 por ciento de ella se encuentra en pobreza patrimonial. En algunos estudios se atribuye a las desigualdades educativas el mayor peso de la desigualdad en México. En términos de cobertura educativa el sector rural está rezagado con respecto al resto del país. Al cierre de 2005 la escolaridad promedio, medida en años, era de 8.9 para el sector urbano y de 5.6 para el sector rural. Además, en ese año en el medio rural no se alcanzaban en promedio todavía los años de escolaridad que el sector urbano había logrado más de una década antes.

Los niveles de escolaridad de las personas del medio rural son en general inferiores a los del medio urbano. Según las cifras del segundo Conteo de población y vivienda 2005, 72.2 por ciento de la población rural o no tenía instrucción o apenas alcanzaba la primaria como máximo nivel de escolaridad. En contraste, 55 por ciento de la población urbana tiene un nivel de instrucción de al menos la secundaria. “La cobertura educativa es importante, pero también la calidad. Al respecto, el desempeño del sector rural también es pobre. Un indicador de ello son los resultados del Examen de Calidad y el Logro Educativo (Excale) 2006 aplicado a alumnos de primaria y de secundaria. De acuerdo con sus resultados, 25.8 por ciento de los estudiantes rurales de sexto de primaria se ubicó por debajo del nivel básico de logro en el aprendizaje del idioma español; únicamente 2.2 por ciento de estos alumnos rurales presentó un logro educativo avanzado; una situación semejante sucede en el caso del aprendizaje de las matemáticas para los alumnos de primaria. Con los alumnos de secundaria, las diferencias crecen. En las escuelas rurales (Telesecundarias) no más de 1.2 por ciento de los alumnos de tercero de secundaria tiene niveles avanzados en español o matemáticas. En términos de educación, el sector rural muestra un gran rezago. Sus niveles educativos en general son menores y la calidad de la educación en este medio es más baja. Si se incrementara la calidad educativa en este país, es muy probable que la educación fuera un medio aún más efectivo en el combate a la pobreza y pudiera coadyuvar a que los programas sociales en México tuvieran una mayor penetración”.

Es desolador el panorama, pero dicen que lo importante es la grilla con camionetas de lujo y alianzas con el siglo XVI.

Las rebanadas del pastel

Un algodón que no es de azúcar: “trabajo en una de las dos compañías algodoneras mexicanas, pero desde la semana pasada nuestros puestos laborales penden de un hilo; todos estamos angustiados y en la zozobra total, y es que el pasado 3 de enero en el Diario Oficial se publicaron los precios-objetivo (precios de garantía), y para sorpresa de todos los integrantes de la cadena productiva el precio de garantía asignado para el algodón fue de 12 mil 600 pesos por tonelada métrica, o sea aproximadamente 42 centavos de dólar por libra. Hay que señalar que desde hace ya varios años el precio de garantía que regía era de casi 68 centavos de dólar por libra. El costo de producir una libra de algodón en México es de aproximadamente 55 centavos de dólar, de tal manera que, con el nuevo precio de garantía asignado, para el productor no le es redituable y, por ende también ninguna empresa, ni parafinanciera, ni Financiera Rural, refaccionarían a los agricultores algodoneros, y si no hay producción la empresa en la que trabajamos tendría que hacer un fuerte ajuste de personal, y, en el peor de los casos, cerrar actividades. La industria textil de nuestro país consume cerca de un millón 800 mil pacas, de las cuales los productores mexicanos aportaban 600-700 mil, lo restante es importado de Estados Unidos. De no rectificarse esta medida arbitraria y unilateral por parte de la Sagarpa, este año la producción nacional sería de no más de 200 mil pacas y por ello los industriales textileros tendrían que importar con la consabida sangría de divisas, amén de que las millonarias inversiones en maquinaría y equipo tanto de productores y despepitadores de algodón quedarían ociosas. Además, las zonas productoras de algodón son estados del norte del país donde la disponibilidad de agua es escasa; el cultivo de algodón demanda poca agua respecto a la siembra de maíz y trigo, que serían los cultivos a los que dedicarían las tierras en caso de que el gobierno federal no desistiera de su equivocada decisión. Hay que difundir esta calamidad que se nos avecina, y ojala llegue a los oídos de Calderón, para que llame a cuentas a su nefasto secretario de Agricultura y lo haga recular de sus nefastas e insensibles determinaciones” (Mariano Castrejón Gallardo, [email protected]).

 
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