Usted está aquí: jueves 15 de enero de 2009 Política Calderón violó la laicidad del Estado, coinciden círculos políticos y juristas

■ La criminalidad no tiene su origen en el divorcio, consideran

Calderón violó la laicidad del Estado, coinciden círculos políticos y juristas

(Ciro Pérez, Enrique Méndez, Jesús Aranda, Carolina Gómez y Angeles Cruz)

El presidente Felipe Calderón recibió severas críticas lo mismo en círculos políticos que entre representantes de organizaciones civiles y especialistas en derecho, porque al asistir al sexto Encuentro Mundial de las Familias –acto eminentemente católico– violó la laicidad del Estado. También señalaron que el origen de la violencia y la criminalidad no está en el divorcio o las familias disfuncionales, como dijo, sino en el desempleo, la falta de educación y los desequilibrios en la distribución del ingreso.

Diputados de PRI, PRD, PT y Convergencia criticaron al Ejecutivo por su discurso y lo exhortaron a cumplir su función presidencial apegado a la Constitución y no a sus creencias religiosas. Le recordaron que “la influencia confesional en el Estado mexicano quedó rebasada desde el siglo XIX”.

La diputada del PRD Valentina Batres planteó que si el divorcio fuera la causa de la delincuencia “habría que preguntarse si los padres de Carlos Salinas se divorciaron”, mientras el diputado del PT Silvano Garay aseguró que “ese supuesto se cumpliría perfectamente en el caso de los hijos de Marta Sahagún que, bajo la premisa de Calderón, provienen de una familia disfuncional, de padres que se divorciaron, y por ello se volvieron delincuentes”.

Batres resaltó que, “como teórico de las causales de la desintegración familiar y como pastor, Calderón es bastante malo”, e ignora que el derecho civil reconoce que las familias tienen una constitución múltiple reconocida por la legislación.

“La seguridad sí está relacionada con que todos los integrantes de una familia coman, calcen, tengan acceso a la salud, a la educación y aspiren a prosperar y a desarrollarse, independientemente de su composición. Calderón no puede llenarse la boca sobre las causas de la desintegración familiar, porque sus políticas provocan emigración y la separación de padres de sus hijos.”

Con ella coincidieron José Aguilar Gil, presidente de la Red Democracia y Sexualidad, y Consuelo Mejía, directora de Católicas por el Derecho a Decidir, quienes subrayaron la violación flagrante al Estado laico cometida por Calderón al asistir a la reunión. Consideraron que el Presidente pasó por alto que la católica no es la única religión y que la laicidad es condición indispensable para la convivencia armónica y garante del respeto a la pluralidad de creencias y a la libertad de conciencia.

Para el jurista Clemente Valdés, Calderón no debió asistir a la reunión convocada por la Iglesia católica. “No es el papel del Presidente tomar partido en una república laica en favor o en contra del divorcio”, además de que tampoco tiene base alguna para afirmar que la separación legal de los padres se vincula con la criminalidad.

El diputado del PRI Samuel Aguilar opinó que el titular del Ejecutivo “no puede tapar el sol con un dedo: la violencia es un problema estructural, de desigualdad social y de falta de oportunidades”. En tanto, el secretario de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, José Manuel del Río Virgen, dijo que las creencias religiosas del michoacano deben quedar al margen de su actuación pública, la cual está acotada por la Constitución.

Protesta frustrada

Por la mañana, integrantes del Partido Socialdemócrata intentaron realizar una manifestación a las afueras del Centro Bancomer, donde se realiza el encuentro. Sin embargo, granaderos les bloquearon el paso y la protesta se llevó a cabo a algunos kilómetros de distancia.

Dirigentes y diputados locales de ese partido señalaron que sólo pretendían hacer patente a la curia católica y a la derecha que las familias son diversas. De los 23 millones 900 mil hogares que existen en el país, 52 por ciento están conformados por madre, padre e hijos; 23 por ciento son extensos, donde conviven nueras, yernos, suegros, primos y otros integrantes de la familia; 9 por ciento son monoparentales, donde la madre o el padre viven con sus hijos; 7 por ciento son parejas sin hijos; 2 por ciento son familias compuestas, es decir, en las que conviven con la pareja los hijos que cada quien tuvo en relaciones anteriores, y uno por ciento son corresidentes, donde dos personas deciden compartir su vida.

 
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