■ Atribuye a su desintegración el aumento en la criminalidad
Resalta Calderón valores de la “familia tradicional”
■ Entre evocaciones a María Guadalupe, San Juan Diego y San Felipe de Jesús, “mi santo patrono”, inaugura el sexto encuentro mundial
Ampliar la imagen Los organizadores del sexto Encuentro Mundial de las Familias instalaron confesionarios móviles, con servicio en varios idiomas Foto: Marco Peláez
El presidente Felipe Calderón se declaró preocupado por el aumento de los divorcios que, resaltó, están regidos por la legislación civil y propician la desintegración o reintegración familiar, que a su vez están vinculadas a la proliferación de individuos que recurren a la violencia. Ademas reivindicó la responsabilidad del Estado de “tutelar” la familia, que enfrenta “muchas amenazas”.
Al inaugurar el sexto Encuentro Mundial de las Familias 2009, dio la bienvenida a decenas de cardenales y cientos de asistentes a “la tierra de María Guadalupe y de San Juan Diego, también de los mártires de la persecución y, no puedo omitir el comercial, del primer santo mexicano, que es además mi patrono, San Felipe de Jesús”.
Por la ausencia del papa Benedicto XVI, pidió a su representante, el cardenal Ennio Antonneli, presidente del Pontificio Consejo de las Familias, que le transmitiera un saludo muy respetuoso. “La verdad es que lo extrañamos en México y aquí lo vamos a seguir esperando siempre con los brazos abiertos”, afirmó.
“¡Viva nuestro Presidente católico!”
A su llegada al Centro Bancomer, Calderón fue recibido con aplausos y gritos de algunas mujeres que expresaron: “¡Viva nuestro Presidente católico!”
Acompañado por su esposa, Margarita Zavala, tardó casi diez minutos en saludar de mano a varios participantes y a cada uno de los obispos, cardenales y representantes de otras iglesias ubicados en primera fila, donde también se encontraba el gobernador de Morelos, el panista Marco Adame.
Tras los discursos de los cardenales Antonneli, Carlos Aguiar y Norberto Rivera, el Presidente comenzó por resaltar su educación en escuelas católicas y saludó a los “responsables, y no faltará quien diga que culpables”, de su formación, como los “hermanos maristas, las misioneras del Espíritu Santo y las hermanas del Verbo Encarnado.
“Y también por aquí saludé a las hermanas Guadalupanas de Plancarte, que están a una cuadra de mi casa, allá en Morelia, a quienes me dio mucho gusto saludar, y desde luego a quienes se encargan, además, de la educación de mis hijos, que son las hermanas de la Asunción, a quienes tengo aprecio y afecto”.
Al exponer las dificultades que enfrenta la familia, destacó que en México más de cinco millones de estos núcleos están encabezados por la madre y “también presenciamos, cada vez más, que de acuerdo con la legislación civil, la práctica del divorcio propicia que muchas familias vivan un proceso de desintegración y de reintegración en ocasiones hacia nuevos núcleos familiares.
En el caso del divorcio, explicó que es un fenómeno real y, aunque preocupante, es fundamental afrontarlo desde la perspectiva de los valores, por lo que insistió en la importancia de fortalecer “más que nunca” los lazos familiares fundados en valores sustentados en la confianza, en la lealtad, en el respeto recíproco, en la sinceridad y, sobre todo, en el amor.
El panista aconsejó respaldar a quienes “no forman parte de un núcleo familiar tradicional”, estable y con principios firmes. En este grupo ubicó a familias integradas por una madre soltera y su hija o hijo, o bien por un nuevo matrimonio o que están separadas por la migración.
“Quienes tenemos la fortuna de pertenecer o de formar parte de una familia sólida estamos obligados a la solidaridad, a transmitir los valores que nos dan fuerza y nos identifican, y a buscar la manera de compensar subsidiariamente desde la comunidad, desde las organizaciones sociales, desde las comunidades intermedias y desde las instituciones sociales”, explicó.
Entre evocaciones a Manuel Gómez Morin, el fundador del PAN; al papa Paulo VI y al apóstol San Pablo, insistió en que México tiene una “firme tradición familiar”, pero también advirtió que está amenazada su tranquilidad por la “apología” del delito, y con ello justificó el despliegue de todo el poder del Estado contra los que amenazan la paz.
De hecho, señaló que la delincuencia se debe a la falta de valores familiares, ya que un gran porcentaje de personas que mueren en enfrentamientos entre grupos criminales en México son jóvenes que están “totalmente desarraigados de un núcleo familiar”.
También se manifestó en favor de que los mexicanos unidos busquen el fortalecimiento de la institución familiar, “porque sólo tendiendo las manos, sólo acercando los corazones, sólo compaginando nuestras acciones tendremos éxito en la tarea de consolidar a la familia como el eje del bienestar y el proceso de las personas”. Y tras advertir que hay “muchas amenazas” contra quienes quieren ver fortalecida la familia mexicana, agradeció todas las oraciones que diariamente hacen muchos mexicanos para que él pueda cumplir su trabajo y que su familia esté protegida. “Lo agradecemos de veras.”
Preocupan a la CEM aborto y anticonceptivos
En tanto, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Carlos Aguiar Retes, señaló la preocupación de la Iglesia católica por las “amenazas” que se ciernen sobre la familia, no sólo por el secularismo y la pobreza, sino también por la proliferación de políticas públicas y legislaciones civiles contrarias al matrimonio, donde se aprueba el aborto y se promueve el uso de anticonceptivos.
El prelado citó al papa Benedicto XVI en su discurso de Aparecida, Brasil, en el que dijo que el relativismo ético, la inestabilidad social y la migración son otros factores que atentan contra la unidad familiar, núcleo esencial de la sociedad y la Iglesia.
Aunque de manera reiterada la Iglesia católica y su jerarquía han expresado su rechazo al aborto, a las uniones de homosexuales y al uso de anticonceptivos como políticas públicas, fueron temas a los que no hizo referencia el presidente Felipe Calderón en su larga intervención de 32 minutos.
En los discursos previos de los jerarcas eclesiásticos, el presidente del Pontificio Consejo de la Familia del Vaticano, cardenal Ennio Antonelli, y el mismo arzobispo primado de México y anfitrión del encuentro, cardenal Norberto Rivera Carrera, se centraron más en agradecer y dar la bienvenida al encuentro, que en la realidad que vive la familia en un mundo cada vez más secularizado.
Antonelli, enviado papal para inaugurar el encuentro –al que por primera vez no asiste un pontífice–, adelantó que durante tres días se presentarán las realidades complejas que enfrenta la familia, mientras el cardenal Norberto Rivera consideró que la sociedad humana debe caminar sostenida en valores.
Con una sillería vacía en la parte trasera del salón y en medio de la desorganización, en la que los asistentes tardaban hasta una hora en ingresar a la Expo México, el encuentro se inició con una lectio divina, a cargo del arzobispo de Monterrey, cardenal Francisco Robles. La lectura bíblica se centró en la presencia de Jesús en el seno familiar, momento que aprovechó el arzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, para dormitar, lo que pudo apreciarse en las pantallas gigantes.