■ “Estrategia cordial y considerada” en materia de migración, ofrece Barack Obama
Mientras más seguro esté México, también estará seguro EU: Calderón
■ El Presidente mexicano propone una “alianza estratégica” para problemas comunes, sobre todo en materia de seguridad
■ El mandatario electo plantea construir una “relación fuerte”
Ampliar la imagen Felipe Calderón y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, durante una conferencia de prensa en Washington Foto: Ap
Washington, 12 de enero. En el enclave latino más importante de Wa-shington, el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, ofreció a México apoyar una “estrategia integral y considerada” en materia de migración, mientras su futuro homólogo Felipe Calderón le propuso establecer una “alianza estratégica” para enfrentar los problemas comunes, sobre todo en materia de seguridad.
En ocho días, el demócrata tomará posesión de su cargo y prometió que desde el primer día de su mandato trabajará por construir una “relación fuerte” con México. De cara a la crisis financiera, advirtió que será indispensable la cooperación continua entre ambos países para fortalecer una economía que ha sido “muy debilitada” en los últimos años.
Después de casi dos horas, y fuera de programa, ambos dieron un mensaje, en el que el michoacano no aludió al tema migratorio y centró su discurso en que puedan combatir juntos el crimen organizado, el terrorismo, el tráfico de drogas, porque “mientras más seguro esté México, también estará seguro Estados Unidos”.
Signo de los nuevos tiempos de la política estadunidense, Obama fue al Instituto Cultural de México, antigua mansión ubicada en Mount Pleasant, barrio latino que aún es recordado por los disturbios de 1991, que fueron desatados cuando un policía hirió a un inmigrante salvadoreño.
La presencia latina en las calles quedó registrada en una manta que sostenían cinco personas: “Stop Plan Mexico”.
El primer apretón de manos entre ambos se dio en las escalinatas de la ex embajada de México en Washington, que fue resguardada por un operativo poco ostentoso de seguridad del servicio secreto: cinco patrullas, una ambulancia y el cierre de algunos carriles.
Después de ser presentados por el director de Protocolo de la cancillería, Francisco del Río, Calderón saludó al demócrata –ambos vestidos de traje azul– con un “mucho gusto” y luego presentó a los integrantes de su comitiva: el embajador Arturo Sarukhán y los secretarios Agustín Carstens, Fernando Gómez Mont, Patricia Espinosa, así como a Maximiliano Cortázar.
Con Obama iban James Jones, consejero de seguridad designado; Rahm Emanuel, futuro jefe de gabinete, y Larry Summers, quien será jefe del consejo económico. Como no acudió la esposa del presidente electo, Michelle Lavaughn, no hubo oportunidad de que se conocieran ella y Margarita Zavala.
La recepción tuvo un toque mexicano de principio a fin. Los políticos y sus colaboradores almorzaron sopa de tortilla, de plato fuerte pudieron elegir entre lenguado al cilantro o arrachera norteña, y al final, crema de coco.
Además, juntos recorrieron los murales pintados en las paredes del instituto por Roberto Cueva del Río, discípulo de Diego Rivera, y apreciaron la exposición Piezas maestras del arte mexicano, con obras de José María Velasco, Rufino Tamayo, Diego Rivera, Frida Kahlo y el Dr. Atl.
En la Biblioteca Matías Romero, ambos se saludaron, ahora sí ante las cámaras, e intercambiaron cortesías. Calderón, el primer presidente en entrevistarse con el mandatario electo antes de su toma de posesión el día 20, le cedió la palabra a su invitado y éste a su anfitrión. Obama se colocó a la izquierda del mexicano; el embajador Arturo Sarukhán fungió de última hora como traductor.
El demócrata de Illinois, con gesto de serenidad y una leve sonrisa, no quitaba la vista de su anfitrión, quien describió la conversación como “muy general”, pero dijo que marcó el principio de una “extraordinaria” época de relación y cooperación entre ambos países.
La agenda de temas, reseñada por el Presidente mexicano, incluyó competitividad regional de América del Norte, medio ambiente, la crisis económica mundial y un compromiso de trabajar juntos por los principios y valores que comparten.
Primero habló en español y luego pronunció algunas frases en inglés, para poner énfasis, como cuando se refirió a la necesidad de combatir juntos la inseguridad.
Fiel a una “tradición” que es apropiada, explicaría Obama, se reunió con el presidente de México en su calidad de mandatario electo y anunció su intención de fortalecer una relación que se teje en torno a vínculos comerciales, de seguridad y culturales.
“Hablamos sobre toda una gama de temas, no solamente la seguridad en las regiones fronterizas y cómo Estados Unidos puede apoyar estos esfuerzos, sino también la inmigración y cómo tener una estrategia integral y considerada que a final de cuentas fortalezca a los dos países”, explicó.
Espaldarazo
Obama, quien alargó su mensaje a más de siete minutos, se declaró “gran admirador” del trabajo hecho por el Presidente mexicano, ya que –dijo– no sólo ha mostrado liderazgo en la economía, sino también valentía extraordinaria y liderazgo en asuntos relacionados con la seguridad y la violencia vinculada al tráfico de drogas.
De hecho, calificó a su futuro colega de líder clave en las fronteras sureñas y un aliado muy importante en la expansión de la democracia y los derechos humanos. Inclusive reconoció las “tensiones” existentes entre su país y América Latina, y se declaró listo a “darle vuelta a la hoja” para escribir un nuevo capítulo en esta historia.
La crisis económica fue otra asignatura prioritaria para Obama, quien aprovechó el mensaje para anunciar que llamó a George W. Bush para poner en marcha la segunda parte del programa de estímulos fiscales. En el caso de México, explicó que abordaron las consecuencias que tendrá la crisis tanto en las empresas mexicanas como en las estadunidenses.
También reconoció el liderazgo “extraordinario” del mexicano en la promoción de energías alternativas, ya que el futuro de la economía va a descansar en la forma en que los países se adapten a una posible crisis relacionada con el cambio climático y cómo utilizarlo para crear trabajos y nuevas empresas.
Luego vino el diálogo a puerta cerrada y el intercambio de obsequios. Calderón dio a Obama un atril de Olinalá, que contenía un libro del Palacio Nacional, mientras Obama le obsequió al Presidente un libro de poetas estadunidenses como Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman.