■ Se incrementa más la capacidad de captura que la producción
Investigador: crónica, la frágil situación financiera de la pesca
La capacidad de captura de la flota pesquera nacional –cerca de 105 mil embarcaciones– se ha multiplicado más que el crecimiento de la producción, lo cual ha provocado condiciones crónicas de fragilidad económica en la actividad, asentó José Ignacio Fernández Méndez, investigador del Instituto Nacional de la Pesca.
Es evidente la crisis del sector, ya que la disminución de la captura de la mayoría de las pesquerías –no sólo en la de camarón, como ha declarado el comisionado de Pesca de la Secretaría de Agricultura, Ramón Corral Ávila– implica también falta de rentabilidad y eficiencia, así como crecientes conflictos sociales, como los que ya se presentan en algunos estados del país, manifestó.
Desde la década de los 80 las capturas pesqueras nacionales han oscilado alrededor de 1.2 millones de toneladas; la mitad proviene de pesquerías artesanales y el resto de industriales, las cuales se encuentran concentradas en el Golfo de California.
“La capacidad productiva de la mayoría de las especies explotadas está rebasada y hay un sobredimensionamiento de la infraestructura de captura, lo que ha llevado a la pesca nacional a condiciones crónicas de fragilidad económica. Además, en los últimos tres lustros los precios mundiales de los productos exportados han bajado, y aunque el volumen de las ventas a Estados Unidos aumentó 30 por ciento, el valor real de éstas se redujo 50 por ciento”, abundó.
En su investigación Indicadores del desempeño de la pesca en México y propuestas alternativas de política de administración, Fernández Méndez asienta que desde la década de los años 60 la pesquería de camarón ha mostrado –según demuestran estadísticas oficiales– una tendencia decreciente, pero la actividad, al igual que otras, se ha sostenido por subsidios. A partir de 1997 las capturas –de camarón y otras especies de escamas y pelágicos– tienen una tendencia a la baja de dos por ciento al año en promedio.
La pesquería de camarón ha mostrado recientemente signos de sobrexplotación, con una tendencia –con oscilaciones– a la baja desde 1990 hasta el inicio del siglo actual, según datos de la Conapesca; la producción obtenida por la acuacultura ha disminuido en 30 mil toneladas, un promedio de dos mil menos por año; la producción de carpa es 12 por ciento menor a la de 1990; tilapia, 15 por ciento; lobina, 65 por ciento, y charal, 90 por ciento. En el Golfo de México, entre las pesquerías catalogadas en deterioro figuran caracol, camarones blanco y rosado, lisa, lebrancha y mero.
En el litoral del Pacífico algunas, como camarón azul y blanco, abulón, pepino de mar, lisa y erizo, entre las más rentables, están a la baja.
La investigación, dijo, demostró que en la mayor parte de las pesquerías la captura por persona se ha reducido más de 50 por ciento desde 1980, es decir, de 12 toneladas bajó a cinco en 2001.
“Las capturas no han aumentado y, de hecho, la producción por persona tiene una tendencia sostenida a la baja. Ello es resultado de que el límite de la capacidad productiva de la gran mayoría de los recursos explotados ha sido alcanzado y rebasado. Las proyecciones indican que pueden darse aumentos ligeros de capturas totales en los próximos años –se estima de dos a cuatro por ciento anual–; sin embargo, no se prevé que esa tendencia sea duradera.
En el caso del camarón, recordó que Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura la describe como “altamente sensible a cambios en los precios y costos de producción, y opera con bajos márgenes de utilidad”. En 2003, Conservación Internacional (CI) estimó que la rentabilidad de esa industria, antes de aplicar las tributaciones fiscales y el subsidio al combustible, se calculaba en menos 8.3 por ciento.
Después de aplicar los apoyos otorgados en forma de subsidios al combustible y otros apoyos, CI clasificaba las embarcaciones camaroneras en tres categorías: premier, 97 embarcaciones con rentabilidad de 12.38 por ciento; estándar, 776, con condiciones marginales de rentabilidad de 5.56 por ciento, y vulnerable, 594, con rentabilidad negativa de 8.40 por ciento. Es decir, aun después de la aplicación de subsidios y estímulos fiscales, 40.5 por ciento de la flota opera con rentabilidad negativa.
Desde 1988 un estudio de la FAO y del Banco Mundial recomendaba bajas de 29 y 49 por ciento en la flota camaronera del Pacífico y de 50 a 66 por ciento en la del Golfo de México. Ambos dictaminaban que para obtener mejor beneficio económico de la pesquería deberían darse de baja 700 embarcaciones.
José Ignacio Fernández Méndez apuntó que el sector pesquero, junto con la agricultura, el transporte y la energía, se encuentra entre los más subsidiados de la economía mundial. “Aunque en otras actividades otorgar subsidios puede tener resultados positivos, para el pesquero no es la única solución, ya que se puede capturar más rápidamente pero el recurso mantiene sus limitaciones productivas.”